"Quise hacer 'Kinsey' para denunciar el puritanismo actual"
La nueva película del estadounidense Bill Condon, Kinsey, con el irlandés Liam Neeson interpretando el papel de Alfred Kinsey (1894-1956), muestra el trasfondo de la gran "revolución sexual" que éste provocó en Estados Unidos hace más de 50 años y que es, según su director, "un espejo del presente". A Condon le interesa mostrar "la relación extraña" de sus compatriotas con el sexo. La mentalidad puritana que contrasta con la cultura pop de Britney Spears o Michael Jackson, y la relación entre el amor y el sexo.
El biólogo y psicólogo Kinsey, hijo de un cura, anotó con su equipo durante los años cuarenta y cincuenta del siglo XX las experiencias sexuales de unas 15.000 personas. Publicó los resultados de su análisis en dos libros, uno sobre la sexualidad del hombre, y el segundo, sobre la de la mujer. El informe sobre El comportamiento sexual del hombre (1948) se convirtió inmediatamente en best seller, provocando un terremoto social descrito como "una bomba atómica" en los periódicos de aquel momento.
"En los años cuarenta y cincuenta, mucha gente en EE UU creía que un beso podía provocar el embarazo, y la masturbación, la ceguera"
"Describir a las mujeres como criaturas con vida y necesidades sexuales propias era equivalente a atacar el sistema norteamericano"
Los apuntes de Kinsey escandalizaron porque aportaban datos sobre la penetración anal, el sexo oral, la masturbación, el aborto, las relaciones prematrimoniales o las enfermedades genitales. Cuantificaba en un 17% el número de agricultores que mantenían prácticas sexuales con animales, y en un 10% el número de hombres que tuvieron relaciones homosexuales. Peor aún, revelaba que un 50% de las mujeres tenían vida sexual prematrimonial.
La Coalición de los Valores Tradicionales en Estados Unidos no duda hoy en calificar a Kinsey como "el pervertido sexual de mayor influencia en la historia" de su nación, y a la productora de la película como "una sección de pornografía dura de la Twentieth Century". No obstante, las autoridades no censuraron nada, para satisfacción de Condon, ganador de un Oscar en 1998 al mejor guión adaptado por Dioses y monstruos. En Estados Unidos, el filme -con un coste de producción bajo, unos diez millones de euros- se puede ver a partir de los 17 años en compañía de un adulto.
Liam Neeson interpreta el papel del sexólogo, el "perverso" Kinsey, que decidió realizar las encuestas ante el grado de ignorancia social que imperaba sobre cuestiones sexuales y la cada vez mayor extensión de las enfermedades relacionadas con el sexo. Muchos creían que un beso podía provocar el embarazo, y la masturbación, la ceguera. Junto a Neeson, brilla en el papel de su mujer Laura Linney.
Pregunta. ¿Cree que la película tiene que ver con la sociedad americana actual?
Respuesta. Sí. Estados Unidos es un país muy excéntrico y con la cultura más puritana del mundo. Somos un país esquizofrénico. No existe una relación relajada con el sexo. A nivel de Gobierno y de educación, nos encontramos en un momento idéntico a la época de Kinsey. Vemos las mismas soluciones cristianas para los mismos problemas, y no funcionan.
P. ¿Existen diferencias sociales respecto al sexo?
R. Kinsey fue el primero en relacionar la clase social y la educación con el comportamiento sexual. Descubrió que los hombres con menos educación tenían una vida sexual bastante triste. Nada de masturbación ni de sexo prematrimonial, y nada de experimentos sexuales. Los estudiantes, en cambio, practicaban mucho la masturbación, el sexo prematrimonial y los experimentos sexuales.
P. ¿Qué opina de la relación entre el sexo y el amor?
R. Él intentó separar el sexo de todo lo que lo manipulaba como la religión, lo que se llama moral, las neurosis y las ideas que tienen las mujeres del amor romántico. Fue un gran desafío intentar separar el sexo del amor mientras que, a la vez, quería demostrar que sí hay una conexión profunda.
P. ¿Esto le motivó a hacer la película?
R. Creo que ayudó. Se trataba de hacer una historia de amor sentimental sobre un matrimonio de aquella época. Quería mostrar que esta pareja manejaba con sinceridad todas las cuestiones relacionadas con la compatibilidad de su vida sexual y la de cada uno de ellos con sus amantes.
P. ¿Por qué el libro sobre la mujer no tuvo tanto éxito?
R. La idea de que las mujeres tienen necesidades sexuales idénticas a las de los hombres estorbaba entonces y continúa alterando a mucha gente en la actualidad. En los Estados Unidos, en aquellos años, todas las ideas estaban influenciadas por un solo tema: el capitalismo contra el comunismo. Describir a las mujeres como criaturas con vida y necesidades sexuales era equivalente a atacar al sistema norteamericano. En el congreso republicano se le acusó a Kinsey de ello. Pienso que es un mensaje importante porque ahora estamos pasando por una etapa similar. Ahora todo se ve a través del 11-S.
Babelia
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