Más de 2.500 términos propios en el habla torrecampeña
En el trasfondo de las historias de humor y sátira que han reunido Juan Moral y José Alcántara, se esconde tiempos marcados por la miseria y el hambre. "Muchos prefieren desterrar de su mente las penurias del pasado, pero con ello también perdemos parte de nuestra historia y cultura", destaca José, quien hace dos años publicó su primer diccionario del habla de Torredelcampo. Algunos de los 2.500 términos que durante cuatro años recogió este conserje de instituto también aparecen en Anécdotas, chascarrillos y otras historias de mesa camilla, donde también se ve reflejado el seseo del habla torrecampeña. "Es curioso que estemos rodeados de pueblos que no sesean y que nosotros sí lo hagamos. Somos como una isla en la comarca", señala José.
Juan también reivindica el uso del seseo y sostiene que hoy día todavía se oyen por el pueblo palabras típicas como faraera, que hace referencia al tobogán donde juegan los niños.
"También utilizamos el adjetivo abrasamantas para referirnos a una persona que es egoísta, tragona y que lo quiere todo para ella, o decimos que uno es un guacharrón, cuando demuestra no tener vergüenza", explica Juan.
El libro, que ha sido editado por los mimos autores y del que se puede encontrar más información en la página web de Internet http://torredelcmapo.webcindario.com, también menciona los entretenimientos de antaño, "cuando los niños pasaban las tardes en las plazas y donde uno se pasaba las horas jugando sin juguetes y utilizando su imaginación", añade José. Entre los juegos que se mencionan destacan el hincote, que consistía en lanzar un palo afilado sobre la tierra húmeda donde se había dibujado de cuadros que servían de diana, o el tranco, también conocido como el salto del burro. "Ahora los niños están encerrados en casa y su mejor amigo es la televisión, el ordenador o el videojuego", lamenta Juan.
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