Nueve 'cascos azules' de Bangladesh mueren en una emboscada en Congo
Los soldados sufrieron un ataque cerca de un campo de refugiados
Nueve soldados bangladesíes de la Misión de Naciones Unidas en Congo (Monuc) perdieron la vida ayer en una emboscada en Ituri, al noreste de la República Democrática de Congo (RDC). Se trata del peor ataque sufrido por la ONU desde 1998 en este país, donde tiene desplegados 16.000 soldados, 4.800 de ellos en Ituri, una zona muy rica en oro y minerales que se disputan seis guerrillas, tres países y numerosas empresas extranjeras.
Ituri está asociada a la leyenda de las minas del rey Salomón; su enorme riqueza (oro, diamantes, minerales estratégico y posible petróleo en el lago Alberto, fronterizo con Uganda) es también su desgracia. La muerte ayer de los nueve cascos azules de Bangladesh es un episodio más de una guerra que se extiende más allá de Ituri, hacia el sur, y que enfrenta desde 1998 a la RDC, Uganda y Ruanda a través de sus sucursales guerrilleras y en la que han perdido la vida más de tres millones de personas (50.000 de ellas en Ituri).
La emboscada se produjo a primera hora de la mañana, cuando 21 cascos azules patrullaban a pie en las afueras de Kafe, aldea situada a 35 kilómetros al noroeste de Bunia. Allí, en un campo improvisado se han reunido desde enero más de 50.000 refugiados, que escaparon de los ataques del Frente Nacionalista e Integrista (FNI), una de las fuerzas lendu. Los testigos aseguran que en el ataque participaron milicianos de esta guerrilla, informa Rachel Eklou, portavoz de la Monuc en Bunia.
Aunque en Ituri conviven numerosas etnias (en Congo superan las 250), las principales son los lendu (agricultores), aliados de Uganda, y los hema (pastores), apoyados por Ruanda. Sus disputas tradicionales por la posesión de la tierra han sido manipuladas por Uganda y Ruanda, que desde 1998 se enfrentan -directamente a veces, otras a través de guerrillas interpuestas- por el control de las riquezas del noreste de Congo. Ambos han exportado diamantes y minerales (como el coltan, esencial para la telefonía móvil) que no poseen.
Es un conflicto de alguna manera emparentado al que enfrenta a los hutus y los tutsis en Ruanda y Burundi. Los lendu, de origen bantú, sienten que los hemas (nilóticos) son los extranjeros en su tierra. Esta visión étnica, alimentada desde el exterior, no se corresponde a la realidad histórica de estas dos tribus, que en el sur de Ituri comparten idioma y entre las que hay numerosos matrimonios mixtos.
La concentración de un tercio de la fuerza de la Monuc en Ituri demuestra la volatilidad de la situación. En junio de 2003, Francia, en nombre de la UE, envió a Ituri una fuerza de despliegue rápido para acabar con las matanzas de civiles causadas por ambos bandos. El Consejo de Seguridad decidió incrementar el número de cascos azules. Los 700 uruguayos acantonados en Bunia fueron reemplazados por 4.800 bangladesíes, nepalíes, paquistaníes y marroquíes con un mandato más amplio, que les permite intervenir militarmente. La Monuc es la misión de paz más cara e importante de la ONU: 700 millones de dólares al año.
Tras meses de aparente calma, en enero se reanudaron las matanzas en Djugu. Pese al embargo de armas que pesa sobre Congo, éstas siguen fluyendo a través de Uganda y Ruanda.
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