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Zapatero busca para Euskadi una "posición razonable" en España con más autogobierno

El líder socialista aclara que apoyará una reforma del Estatuto catalán dentro de la Constitución

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, sometió ayer a examen su política territorial en el Parlamento. En el Senado, por la mañana, aseguró que su objetivo político en el País Vasco es que a través del diálogo y un mayor autogobierno se pueda alcanzar una "posición razonable en el conjunto del Estado". En el Congreso, por la tarde, confirmó su compromiso de respetar en las Cortes la reforma del Estatuto que proceda del Parlamento de Cataluña, aunque matizó que lo mantendrá "siempre que garantice el respeto constitucional y cuente con un amplio consenso de los partidos".

El jefe del Ejecutivo dice que en España las buenas intenciones han dado "buen resultado"
"No querer dialogar no es señal de fuerza, sino de debilidad en las convicciones"

José Luis Rodríguez Zapatero tuvo ayer que afrontar el examen de la oposición en el Parlamento ante los dos retos más serios que tiene la política territorial del Ejecutivo que preside: el plan Ibarretxe y la reforma del Estatuto de Cataluña.

Por la mañana, en el Senado, al que Zapatero acudió por tercera vez en esta legislatura, el portavoz del PP en la Cámara, Pío García Escudero, le preguntó por el "nuevo proyecto para Euskadi y para el conjunto de España" formulado en su intervención en el Congreso, el 1 de febrero, en el debate del plan Ibarretxe.

García Escudero le reprochó a Zapatero los "interrogantes" que suscitó su intervención por no proclamar un "no rotundo al lehendakari en sus planteamientos". "Hay inquietud porque mucha gente piensa que usted cree que el modelo territorial está ya agotado y hay que sustituirlo, que quiere promover una nueva etapa constituyente o porque cree que está superado el tiempo en que las reformas autonómicas se hacían con un gran acuerdo entre los dos grandes partidos nacionales", dijo García Escudero.

Para el representante de la oposición, el presidente del Gobierno está actuando en este asunto "como el secretario general de un partido que no quiere molestar a sus socios, precisamente los que apoyan el plan Ibarretxe", en referencia a ERC e Izquierda Verde (la federación vasca de IU apoyó el proyecto del lehendakari en Vitoria). "Elija a los compañeros que hacen de su Gobierno algo débil e inestable, pero no tiene ningún derecho a contagiar su debilidad a nuestro modelo de Estado, comprometiendo seriamente su futuro", le espetó, tras bromear con sus "buenas intenciones".

Zapatero, en su réplica, hizo una defensa del diálogo y del respeto institucional del adversario, en este caso Juan José Ibarretxe, y lo comparó con la política de confrontación del PP. "Las buenas intenciones expresadas en los diarios de sesiones han dado grandes resultados en este país", replicó a García Escudero. "Ustedes hubieran preferido un no a Ibarretxe con descalificaciones. Pero mientras sea presidente siempre expresaré el máximo respeto a quienes representan la voluntad popular, aunque estén muy lejos de mis convicciones", clamó en tono grave.

Y concluyó entre fuertes aplausos, incluidos los de los nacionalistas vascos: "El plan Ibarretxe, aunque discrepe radicalmente de él, tenía derecho a llegar al Congreso como expresión de la voluntad mayoritaria del Parlamento vasco. No querer hablar no es señal de fortaleza, sino de debilidad de las propias convicciones".

Terminó proclamando su intención de buscar un encaje para Euskadi en España con "mayor autogobierno" por la "vía del diálogo abierto" ya que "esta actitud tiene una gran fuerza integradora y responde al deseo de la mayoría de los españoles".

Por la tarde, Zapatero respondió en el Congreso al portavoz de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, y al diputado del PP Jorge Fernández, que le preguntaron si apoyaba al ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, que, en declaraciones a este diario, había recordado a la Generalitat de Cataluña las condiciones para que la reforma de su Estatuto sea apoyada por el Gobierno. Sevilla recordaba, en sus declaraciones, que el Estatuto reformado no podía forzar el cambio de leyes orgánicas ni tampoco podía legalizar una fórmula de financiación, como el Cupo vasco. Duran y Fernández precisaron a Zapatero si este planteamiento no contradecía su compromiso, expresado en la campaña de las elecciones catalanas, de respaldar la reforma que apruebe el Parlamento de Cataluña.

Zapatero aclaró, en su respuesta, que mantenía su compromiso de apoyar en las Cortes la reforma que proceda del Parlamento de Cataluña. Pero también recordó, una vez más, las condiciones para que una reforma del Estatuto de Cataluña sea asumida por su Gobierno: que tenga un amplio consenso y que respete la Constitución.

El presidente explicitó también su respaldo a las declaraciones del ministro Sevilla. "Ésa fue la expresión [el recuerdo de que la reforma debe respetar la Constitución] y cómo hay que interpretar las declaraciones del ministro Sevilla", dijo Zapatero.

También aclaró que el Gobierno no se va a guiar por el procedimiento de las balanzas fiscales para fijar la financiación autonómica, pero reconoció el "esfuerzo de solidaridad" de Cataluña y la necesidad de que tenga una "financiación suficiente".

El representante del PP, Jorge Fernández, interpeló a la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, por la "ausencia de coordinación" en el Ejecutivo, ante las críticas que suscitó en el primer secretario del PSC y ministro de Industria, José Montilla, la posición del ministro Sevilla.

Ante las risas y bromas de los dos ministros, presentes en el hemiciclo, Fernández de la Vega garantizó la coordinación en el Gobierno, "cuya posición ha aclarado ahora mismo el presidente". Y volvió hacia las críticas hacia el PP: "Ustedes no saben hablar de otra cosa. No sé si es porque siguen buscando la confrontación o porque el Gobierno lo hace tan bien que no ven otra forma de atacarnos".

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en el Congreso.
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en el Congreso.RICARDO GUTIÉRREZ

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