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Reportaje:

La dieta del sur pierde la batalla

Andalucía es la comunidad autónoma con mayor porcentaje de mujeres que sufren problemas de obesidad y sobrepeso

En el salón de su casa hay una cinta para andar, como las que se pueden encontrar en todos los gimnasios. Un aparato que le recuerda cada día una máxima difícil de cumplir: hay que hacer ejercicio regularmente. "Y ahí está. Siempre desenchufada", dice Manuela Gómez, su dueña, cordobesa de 44 años. "Mi médico me dice que si quiero perder peso es necesario que me mueva, que no sirven sólo las dietas. Pero me cuesta. Peso 130 kilos".

Manuela pertenece a ese 19,2% de mujeres andaluzas de más de 20 años que, según los datos del Ministerio de Sanidad, sufre obesidad. Este cifra sitúa a las andaluzas en cabeza de la lista de mujeres con problemas de peso. Pero no están solas, los hombres de la misma franja de edad, con un 17% de obesidad, también se colocan entre los primeros puestos españoles.

El 36% de los niños menores de 15 años tiene problemas por exceso de peso
"Estamos perdiendo nuestra cultura culinaria", afirma el doctor Villamil

En total, la última encuesta de salud de la Junta realizada en 2004, señalaba que el 35% de los adultos andaluces vive con sobrepeso y otro 15% sufría de obesidad. Las consecuencias que para la salud tienen estos trastornos son amplios: diabetes, colesterolemias, afectaciones cardiovasculares y artritis, entre otros cuadros.

Manuela Gómez ya conoce los riesgos para la salud que entraña el tener obesidad. "Lo principal es el tema del azúcar. Desde hace unos años tengo diabetes tipo dos, problemas de circulación y artrosis", afirma. "Lo peor es que también me afecta a las tareas más sencillas, como ir a comprar o limpiar mi casa. Me canso enseguida y terminan doliéndome los talones y los tobillos." A Manuela, estas limitaciones le resultan especialmente dolorosas porque cuida cada día de sus padres de 76 y 78 años, ambos enfermos crónicos. "Me cuesta agacharme, es más dificil moverlos y ayudarles", explica.

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Curiosamente, allí donde la dieta mediterránea ha sido tradicional, como en Andalucía, es donde las básculas indican las números más altos. Para el doctor Fernando Villamil, jefe del servicio de endocrinología del hospital Virgen del Rocío de Sevilla, no hay una única razón para que esta paradójica situación se dé en el área meridional, pero destaca una: "Estamos perdiendo parte de nuestra cultura tradicional, la culinaria, consistente en platos bien elaborados en casa, con cereales, legumbres, frutas, verduras y aceite de oliva. Por otro lado, estamos favoreciendo el modelo anglosajón de comidas precocinadas y rápidas. Es una pena, pero en Andalucía es donde se ha agudizado más este proceso. Y esto afecta especialmente a los niños, a quienes no estamos educando de una forma sana".

Las frías cifras de la Junta dan la razón a este endocrino: un 36% de los niños de entre 0 y 15 años tienen problemas por exceso de peso. En la misma franja de edad, el 18% tienen sobrepeso y otro 18% son ya considerado obesos. Las causas de este avance (que se comparte con otras comunidades autónomas) son varias. "La forma de vida de hoy no ayuda", opina el doctor Luis López-Canti, jefe de pediatría endocrinólogica del hospital Vigil de Quiñones de Sevilla. "A la falta de una correcta educación en el consumo de alimentos se une la falta de ejercicio regular" continúa. El doctor Villamil va más lejos: "A los niños se les bombardea con agresivas campañas publicitarias de productos alimenticios. Estamos hablando de la tercera industria, después de la del automóvil y la farmacéutica, que invierte más en publicidad".

Manuela Gómez ha intentado inculcar en sus tres hijos un modelo de alimentación más sano para que no se repita en ellos su historia. "Mis hijas están vigilando siempre su peso. Intentamos comer ensaladas, y en los platos de potaje procuramos no poner chorizos, morcillas o cosas que tengan mucha grasa. Y yo no tomo dulces, ni pasteles. Por el peso y mis problemas con el azúcar", afirma. "Al menos me mantengo. No sigo engordando."

"En el caso de las mujeres que acuden a la consulta por razones estéticas, mi consejo es, que huyan de las dietas milagrosas", apunta Fernando Villamil. "El mercado está inundado de productos que aseguran poder adelgazar sin esfuerzo y de planes de regímenes dietéticos muy poco científicos que causan más mal que bien. Muchos son una auténtica estafa". Manuela también ha pasado por esa experiencia. "Hace un tiempo probé una de esas dietas disociadas. Perdí unos cuantos kilos en una semana. Pero rápidamente volví a recuperarlos", recuerda.

Para Villamil es tan sencillo como "usar el sentido común. Hay que comer de todo, pero sin abusar. Y sobre todo realizar un ejercico regular tan fácil como el de caminar a buen ritmo todos los días, media hora o una hora".

El tema de la educación en edades tempranas es considerado por los expertos la clave para cambiar este acuciante problema, que se encuentra a la cabeza de los principales factores de riesgo sanitarios en el siglo XXI, según los estudios de la Organización Mundial de la Salud. "Se trata de una labor de todos. Médicos, padres, educadores y medios de comunicación. Somos los responsables de enseñar a los niños que una tostada con aceite, al final, es mucho más sano que un pastelito industrial", dice el doctor Luis López Canti.

El primer paso se llama Naos

El problema de la obesidad y el sobrepeso se extiende por toda la geografía nacional. La mala alimentación se une la falta de ejercicio. El 38% de los jóvenes españoles afirma que no realiza ninguna actividad física.

Para frenar este avance, "una epidemia", en palabras de la ministra de Sanidad, Elena Salgado, el Gobierno presentó la semana pasada un proyecto llamado Naos (Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad) para fomentar una vida saludable .

El plan se basa en la reducción voluntaria de las industrias alimentarias de sus contenidos en grasas, azúcares y sal en los alimentos. También trata de fomentar la práctica del deporte y la educación nutricional en las familias. En suma, es el primer intento a nivel nacional de sensibilizar a la población acerca de la importancia del problema.

"En este sentido, el proyecto es, muy loable. Un primer paso. Pero todavía estamos en pañales. Queda mucho por hacer. Esperemos que el mensaje termine calando en la sociedad", dice el pediatra endocrinólogo Luis López-Canti.

No todos lo ven igual. En opinión de su colega, Fernando Villamil, no se ha sido todo lo audaz que el estado de las cosas merecería. "No han querido coger el toro por los cuernos. Habría que imponer medidas más severas a las industrias con respecto a los ingredientes de sus productos y la publicidad que realizan. No sé si se ha sido ingenuo o cobarde", señala Villamil.

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