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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Intenciones frustradas

La policía frustró las intenciones criminales de ETA al detener ayer en Valencia a una pareja de pistoleros con material -pistolas, explosivos y una bomba lapa ya montada- para matar a varias personas, preferentemente antes del referéndum sobre la Constitución.Matar a cargos políticos o, si no era posible, a otras personas era la orden de quien pasa por ser el actual jefe de la banda, un tal Txeroki, según una carta intervenida el pasado viernes a otro miembro liberado de ETA detenido el pasado viernes en Basauri, Vizcaya. Así pues, los terroristas han confirmado por escrito y en acto -frustrado- su voluntad de seguir matando. Lo lógico sería dejar de especular sobre eventuales diálogos si ETA dejase de matar: ya se ve que no tiene la más mínima intención.

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"Aunque el ambiente está enrarecido, no hay nada, y tenemos que poner muertos sobre la mesa", escribía Txeroki a fines de enero. "En ese periodo de tiempo", seguía, "tendréis que poner patas arriba a un enemigo uniformado (da lo mismo qué uniforme y dónde). En esta situación quedará de la hostia y nos dará mucha fuerza". El consejero vasco de Interior reiteró ayer lo que lleva meses diciendo: que los jefes de ETA en ningún momento se han planteado abandonar la violencia. No es voluntad de matar lo que les falta, y tampoco medios -explosivos, dinero- ni objetivos: desde el Rey, al que vigilaron en Mallorca el pasado verano, hasta un médico acusado de ser "amigo de Aznar", o los hijos de varios políticos, la dirección de cuyos colegios anotaron cuidadosamente, según la lista capturada al detenido en Basauri; lo que les falta son apoyos organizativos y sociales, lo cual a su vez es efecto de la eficacia policial.

Es significativo que los dos pistoleros detenidos en Valencia, ambos sin antecedentes, estuvieran hospedados en una pensión, no en un piso de colaboradores, y más significativo aún que fueran capturados apenas unas horas después de llegar a la ciudad tras pasar la frontera por Cataluña. De los 37 comandos armados desarticulados entre enero de 2000 y diciembre de 2004, el 60% lo fueron, según un estudio publicado recientemente, tras cometer un único atentado o antes de comenzar a actuar, como es el caso de los detenidos desde el viernes pasado.

¿Cómo encaja el silencio de Batasuna sobre estos nuevos intentos de asesinato con los mensajes de Otegi sobre la utilización de medios "exclusivamente políticos y democráticos"? La atención que todavía suscita esa formación se debe a su relación -judicialmente acreditada- con ETA. Pero su credibilidad es nula si ni siquiera es capaz de convencer a Txeroki de que desista de matar a los cargos electos de los demás partidos, o de condenar los intentos de hacerlo.

Y como está demostrado que los rumores sobre contactos con Batasuna sólo sirven para excitar el celo criminal de los que consideran que su papel consiste en "poner muertos sobre la mesa", más vale no dar pie a tales especulaciones.

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