Ganar espacio a la zona de estar

Derribar tabiques. Incorpore al estar la superficie de un pasillo o un recibidor. Ahorrando metros en circulaciones se aprovecha mejor la superficie útil y los ambientes de la casa se integran y comunican de una manera más fluida. Es posible que el pasillo siga empleándose como tal, pero ópticamente nuestro espacio habrá crecido.

Zona de día y zona de noche. En viviendas pequeñas es un error compartimentar demasiado las áreas de uso. Divida la casa en dos zonas, una pública, abierta y diáfana, y otra íntima y privada.

Transparencias. Si no se quiere que la comunicación se mantenga totalmente abierta, se puede insinuar una apertura parcial, mediante tabiques bajos, paños de vidrio o muebles separadores.

Puertas correderas. Al ahorrarnos el espacio necesario para el barrido de la hoja batiente se gana espacio de uso. Si corren sobre la superficie, encárguela de suelo a techo, la pared queda más ordenada y es más fácil ocultar el sistema de guías.

Ventanas de techo. Si estamos bajo una cubierta inclinada de poca altura, es fundamental expandir el espacio hacia el cielo. Cambia la percepción, entra luz y si se combina con un tramo vertical, hasta se podrá tener un balcón desplegable.

Limpieza visual. Se logra ocultando elementos estructurales y bajantes. Cree librerías o armarios empotrados de suelo a techo que puedan absorber estas mochetas. Si las salientes son poco profundas, se puede instalar algún tipo de revestimiento, que aunque robe unos cuantos centímetros, será útil para esconder instalaciones nuevas de electricidad, calefacción o aire acondicionado. Por ejemplo, tableros de fibra de densidad media para pintar, estratificados, placas de yeso laminado (Pladur)…

Equilibrar proporciones. Si el ambiente es pequeño, un techo alto puede desequilibrar la percepción espacial de la habitación, haciéndola aún más reducida. Opte por construir un falso techo más bajo y aproveche para instalar focos de luz que orientados hacia las paredes ensanchan ópticamente el espacio. Otra posibilidad es crear una balda perimetral suspendida a 2,2-2,4 metros del suelo. Se puede emplear para ocultar linestras de luz fluorescente o para sujetar focos orientables con pinza.

Monocromatismo. Cuanto más uniforme sea el color con el que tratemos la envolvente, más amplio ha de parecer el espacio. Mejor gamas claras y neutras.

Distribución alrededor del sofá. Colóquelo cerca de los ventanales, evitando que corte las vistas o el recorrido de la luz. Conviene que desde el sitio que se elija para su ubicación se domine todo el espacio. Atrévase con colores intensos, elevan la calidad espacial de las habitaciones reducidas.

Evite muebles voluminosos. En espacios reducidos, los muebles deben ser de líneas compactas y definidas. Materiales con estructuras delgadas, colores claros y diseños multifuncionales. Sofás con patas, tumbonas y mesas bajas con estructura metálica, sillones con reposapiés que puedan emplearse como módulo auxiliar, muebles bajos y suspendidos de la pared, librerías sin fondo o mesas auxiliares extraíbles forman el equipo básico.

Proporciones ajustadas. Elija el sofá de 80 centímetros de profundidad; será igual de cómodo, pero abultará menos. La alfombra debe ajustarse al largo del sofá.

Calidad lumínica. Los espacios reducidos necesitan de una iluminación que expanda la envolvente, sin crear sombras o contrastes muy fuertes. Los focos de techo de luz halógena se pueden emplear como bañadores de pared o para crear manchas de luz sobre algún cuadro o mueble. Marque las aristas de la habitación con lámparas de suspensión. Junto a los sofás, si no se tienen mesas auxiliares, lo mejor son lámparas o flexos de pie con brazo articulado.