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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Penados drogadictos

La Dirección de Drogodependencias vasca quiere llevar a cabo en el ámbito penitenciario una experiencia hasta ahora inédita pero que se acomoda perfectamente al tratamiento terapéutico, y no sólo punitivo, de quienes han delinquido bajo los efectos de la droga. Se trata de un programa de dispensación controlada de heroína a un grupo de reclusos toxicómanos de la cárcel de Nanclares de la Oca (Álava) que han fracasado en los habituales tratamientos de deshabituación con metadona. Que se lleve o no a cabo la experiencia dependerá en todo caso de la decisión que adopte la Dirección General de Instituciones Penitenciarias.

La propuesta, aprobada ayer en el Parlamento de Vitoria con la abstención del PP, es pionera en el ámbito penitenciario español y casi en el europeo, pues sólo Suiza ha hecho algo similar. Pero no lo es en lo referente al tratamiento terapéutico con drogas bajo control médico, una vez contrastado el fracaso de otras terapias de tipo convencional. Hace apenas tres meses culminó en España el primer ensayo autorizado por el anterior Gobierno del PP de dispensar en un hospital de Granada heroína a un grupo de 62 personas adictas a esta droga. Y en Alemania, Holanda y Suiza hace tiempo que se llevan a cabo experiencias similares con resultados positivos.

Nuestro sistema penitenciario está realizando un esfuerzo notable en la ayuda a los reclusos drogadictos. La mitad cumplen condena por delitos contra la salud pública o vinculados con droga. La inmensa mayoría se aviene a seguir tratamientos de metadona o algún otro sistema de desintoxicación o de alivio de su adicción. La Administración penitenciaria hace años que asumió -impelida sobre todo por la amenaza del sida- la tarea de distribuir jeringuillas entre los reclusos heroinómanos. La propuesta vasca, como la experiencia de Granada, no busca tanto librar al drogodependiente de su adicción como mejorar su salud física y mental, amenazada especialmente en la cárcel por la baja calidad de la droga que se consume clandestinamente. Pero el tratamento terapéutico con drogas, aunque no sea una panacea, se está revelando muy positivo en la rehabilitación de toxicómanos de larga duración. El ensayo de Granada lo confirma.

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