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Un grupo suizo de ayuda al suicidio filma las muertes para evitar procesos legales

La organización Dignitas, que presta ayuda en Suiza a personas que quieren terminar con su vida, ha decidido grabar en vídeo los últimos momentos de los pacientes que atiende. Éstos acuden de todo el mundo, y tienen que ser enfermos terminales o estar aquejados de dolores insufribles, según las condiciones requeridas. El abogado Ludwig Minelli, responsable de la asociación, ha explicado que Dignitas ha optado por el vídeo como medida preventiva ante posibles complicaciones judiciales.

Dado que en Suiza la asistencia al suicidio no es castigada por la ley, ni Dignitas ni Minelli pueden ser acusados de asesinato en los tribunales. Sin embargo, algunas organizaciones cuya filosofía es contraria al suicidio han criticado los procedimientos de Dignitas, porque consideran que los suicidas no son del todo conscientes del gesto que hacen. Y en consecuencia se preparan para presentar denuncia judicial.

El hecho de que Dignitas suministre a quienes solicitan sus servicios una dosis letal de pentobarbital de sodio constituye, para las organizaciones contrarias, complicidad en un asesinato. Incluso el procurador del cantón de Zúrich, Andreas Brunner, se ha preguntado públicamente "si el mismo paciente es quien ha realizado el suicidio".

Deseo no inducido

Dignitas ve las cosas de otra manera. Considera que, si al paciente se le acerca el vaso con el preparado letal, y él lo bebe con sus propias manos, la asociación queda exenta de toda responsabilidad en la muerte de esa persona. Por consiguiente, Dignitas intenta con la filmación en vídeo probar que los pacientes actúan a partir de un deseo auténtico, y no inducido, de acabar con sus vidas.

El debate ético sobre el suicidio asistido se ha reavivado en Suiza con el anuncio de esta nueva medida por parte de Dignitas. Para el semanario NZZ am Sonntag, la asociación intenta probar que "los ángeles de la muerte trabajan limpiamente". Otras organizaciones internacionales que facilitan el suicidio asistido, como Exit, creen que la filmación del mismo no sólo es una violación de la esfera privada del individuo, sino que además el vídeo no se convierte por sí en una prueba infalible de inocencia, porque no demuestra que detrás de ese último acto de los pacientes no haya un acuerdo de carácter económico con quienes prestan la ayuda.

Dignitas asistió en 2004 a 79 enfermos incurables para terminar con su vida. En los últimos cinco años se ha ayudado a 304 pacientes. Cada uno tuvo que desembolsar un precio equivalente a unos 2.000 euros para sufragar los gastos de viaje, estancia, reconocimiento médico y fármacos. Desde 1999, dos tercios de los enfermos procedían de fuera de Suiza. En España, la Asociación Derecho a Morir Dignamente manifestó a este periódico el pasado septiembre que un centenar de españoles han solicitado información sobre Dignitas.

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