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El líder de la oposición alemana acusa a Schröder de abonar el terreno para el neonazismo

El primer ministro de Baviera y candidato derrotado en las elecciones federales de 2002, el socialcristiano Edmund Stoiber (CSU), y el canciller federal alemán, el socialdemócrata Gerhard Schröder (SPD), intercambiaron ayer duras acusaciones sobre las causas del auge de los neonazis en Alemania.

Sostiene Stoiber, y lo recalcó ayer en el tradicional mitin del Miércoles de Ceniza en Passau (Baviera), que el fracaso del Gobierno de centro izquierda, la coalición del SPD y Los Verdes, con los cinco millones de parados, ha abonado el terreno para que crezca el neonazismo y exige que "Schröder haga las maletas".

Por su parte, Schröder, en un mitin en Colonia, en el oeste de Alemania, acusó a Stoiber de ayudar con su "orgía de insultos" a los pescadores en el río revuelto que cocinan la sopa parda, en alusión al color de los nazis.

El Miércoles de Ceniza, final del Carnaval e inicio del periodo de penitencia cuaresmal, se ha convertido en Alemania en una fecha ya clásica para mítines políticos de todos los partidos. El mitin de más tradición es el de la CSU en Baviera. Eran legendarias las intervenciones del fallecido patriarca de la CSU, Franz Josef Strauss, en una atmósfera en la que se mezclaban lo político con lo carnavalesco. Ayer se reunieron en Passau 8.000 seguidores de la CSU, muchos de ellos llegados de fuera de Baviera. Una pancarta rezaba: "Schröder saquea Alemania".

Stoiber no le llega a la suela de los zapatos al difunto Strauss, pero en dos horas se soltó el pelo y arremetió contra Schröder y su Gobierno. El líder de la CSU repitió sus acusaciones de días pasados y aseguró que el paro es la causa del crecimiento del extremismo: "Personas que carecen de perspectiva y de oportunidades son propensos a las consignas de izquierda y derecha". Añadió Stoiber: "El paro con seguridad no es la única causa, pero es el terreno abonado para los extremistas". Se abstuvo el político bávaro de establecer paralelismos entre la actual cifra de parados y las de la República de Weimar en vísperas del nazismo.

Islamismo

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El mayor volumen de aplausos lo alcanzó Stoiber cuando llevaba avanzado su discurso y el consumo de cerveza y bocadillos de pescado, era día de vigilia, había aumentado. El primer ministro de Baviera se lanzó entonces a fondo contra la política fiscal, la energética, la de inversiones, la educativa, los planes de legalizar el matrimonio de "lesbianas y maricas" y la penetración del islamismo en Alemania durante los años del Gobierno de Schröder.

Hubo ovaciones cuando Stoiber mencionó el intento fallido de suprimir el festivo con motivo del día de la unidad de Alemania e introducir una fiesta musulmana para conmemorar "el cumpleaños de Mahoma".

Schröder replicó desde Colonia ante unos 1.200 seguidores en tono de estadista y acusó a Stoiber de entregarse a una "orgía de insultos". Sobre la acusación de que su política favorece a los neonazis afirmó el canciller: "Esa es una acusación malvada que destroza el consenso democrático y a la que hay que poner freno". Según Schröder, "los que pescan en la ciénaga parda se frotan las manos". Exigió el canciller, por último, que el primer ministro de Baviera cese en su discurso carente de base histórica y calificó de absurda cualquier comparación entre Berlín y la República de Weimar.

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