Zapatero aborda hoy en Polonia el reparto de las ayudas comunitarias
El presidente efectúa la visita a Varsovia aplazada en dos ocasiones
El reparto de las ayudas en el marco de la Unión Europea ampliada a 25 miembros, ocho de ellos mucho menos desarrollados que los 15 veteranos, es el tema más importante de la cumbre bilateral que España y Polonia iniciaron anoche en Varsovia. El asunto es abordado sin perspectivas de llegar a acuerdos concretos en este encuentro, que sustituye al suspendido el pasado 14 de diciembre debido a la prolongada comparecencia del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ante la comisión de investigación del 11-M.
La agenda de contactos previstos no está a la altura habitual en estas cumbres, debido a varias circunstancias. Por un lado, el presidente polaco, Alexander Kwasnieswki, se encuentra en visita oficial a Estados Unidos, acompañado del ministro de Defensa, Jerzy Szmajdzinski. Por otro, los ministros de Exteriores de España, Miguel Ángel Moratinos, y de Polonia, Wlodzimierz Cimoscewicz, tampoco participarán en el encuentro. Han optado por estar hoy en Bruselas para asistir al almuerzo en la OTAN con la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice.
La cumbre, inaugurada anoche con una cena, se desarrollará fundamentalmente entre Zapatero y el primer ministro polaco, Marek Belka. El presidente español viajó a Polonia acompañado por los ministros de Agricultura, Fomento, Trabajo e Industria y por los secretarios de Estado de Exteriores y Defensa. Este despliegue gubernamental difícilmente oculta el hecho de que el Ejecutivo tiende a ver las cumbre hispano-polacas como un compromiso heredado del Gobierno de José María Aznar, que lo asumió por razones de una afinidad política internacional que ha dejado de existir en las relaciones hispano-polacas. Polonia dirigió la zona centro sur de Irak en la que operó el contingente español retirado por Zapatero, y acaba de renovar su compromiso en la misma, si bien con una reducción sustancial de las tropas, en unos 800 efectivos de los 2.500 iniciales.
Más allá de aquella sintonía común con Washington, hoy interrumpida, Polonia, con sus casi 39 millones de habitantes y un PIB per cápita de poco más de 9.000 dólares, que no llega a la mitad del contabilizado en España, es el primer competidor de los españoles por las ayudas de Bruselas.
Los 6.000 millones netos que el Estado recibe anualmente por todos los conceptos están en el aire, aunque la Comisión Europea asume la necesidad de compensar a las comunidades españolas que superen los límites de renta establecidos para recibir fondos regionales por el simple efecto estadístico de la caída de la renta media europea tras la ampliación. El Gobierno pretende otra compensación similar para no dejar de percibir abruptamente fondos de cohesión (más de 12.000 millones entre 2000 y 2006). Pero este segundo objetivo parece difícil de alcanzar, pese a que Francia y Alemania han expresado voluntad de discutirlo.
Apoyo a los nuevos socios
Varsovia, por su parte, aspira a recibir el máximo posible de ayudas y, desde luego, a ocupar la posición de primer receptor de estos fondos, que hasta ahora había correspondido a España. Varios países, entre ellos Holanda, le apoyan hasta el punto de exigir que toda la solidaridad comunitaria se vuelque en los nuevos socios y que España deje de recibir ayudas.
Consciente de que el Estado español se juega las bases de su financiación en esta partida, Zapatero trata de convencer a los recién llegados de que no interferirá en sus derechos y de que todos comparten una meta común: impedir que los países más ricos recorten los recursos totales de la Unión hasta el 1% del PIB comunitario, frente al 1,24% que propone la Comisión.
El presidente insiste, por otra parte, en que el principio de gradualidad en el cese de la percepción de fondos será bueno también un día para los que empiecen a recibirlos ahora. Frente a los países más ricos, Zapatero sostiene que España no está dispuesta a pagar todo el coste de la ampliación ella sola.
En el Consejo Europeo del pasado 16 de diciembre, recién suspendida la cumbre hispano-polaca, Madrid y Varsovia llegaron a un compromiso para que se incluyera un párrafo de conclusiones generales en el que los principios e intereses de las dos partes aparecían conjugados de manera equilibrada.
Desde entonces, el debate comunitario ha avanzado, ya que en el último Consejo de Ministros de Exteriores se habló de estas cuestiones en el contexto del plan financiero de la UE para el periodo 2007-2013. Está previsto un segundo debate ministerial y que, a partir de ahí, la Comisión y la presidencia luxemburguesa precisen su oferta con vistas a que la negociación concluya en junio, como desea la parte española.
Pese a que el calendario se precipita, no se espera ninguna nueva declaración formal sobre estas perspectivas en el encuentro de hoy, porque la delegación española no incluye a los responsables del tema.
Otro tema comunitario de interés común es la ratificación de la Constitución europea. Polonia prevé problemas para llevarla a cabo, debido a que hubo de superar muchas dificultades para ratificar el Tratado de Niza, poco antes de que fuera condenado a una muerte próxima por el cambio de posición de Francia y Alemania sobre la toma de decisiones en Europa.
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