Postgrados y empresas
La Universidad, por ser la institución más importante dedicada a la formación y al desarrollo de la ciencia y la tecnología en nuestro país, debe ser un elemento clave en la articulación de los procesos de innovación. Pero, los resultados de las universidades -es decir, de la formación de titulados y creación científico-técnica- necesitan de la iniciativa empresarial para desarrollar innovación y generar riqueza.
En este sentido, sin descuidar en absoluto el apoyo a la investigación básica, es necesario articular en las universidades medidas adicionales para fomentar la preparación del personal técnico y científico, con el fin de cubrir unas necesidades concretas del entorno social y económico; así como para el desarrollo de líneas de investigación orientadas a alcanzar determinados objetivos a corto plazo, con vistas a transferir la tecnología resultante de esta investigación a las empresas e instituciones de nuestra Comunidad.
Para tratar de conseguir un mayor acercamiento entre ambas partes, en diversos foros se ha planteado las ventajas que conllevaría la incorporación de doctores a las empresas, ya que por su preparación y experiencia podrían aportarles la inquietud de innovar y servir de nexo de contacto, de puente de unión, entre la empresa y los distintos componentes del Sistema de Ciencia y Tecnología (universidades, centros públicos de investigación o centros de innovación y tecnología) en los que se generan los conocimientos y las técnicas necesarias para desarrollar la innovación.
¿Qué ventajas aporta a la empresa contratar técnicos que posean estudios de postgrado o título de doctor? En efecto, el título de Doctor faculta -según el artículo 11.1 del Real Decreto aprobado que regulará los estudios universitarios oficiales de Postgrado- para la docencia y la investigación.Otra vez pues se enjuician las aptitudes o capacidades de un titulado desde un punto de vista estrictamente académico. No se consideran las ventajas que su formación le confiere para ejercer cargos o funciones de responsabilidad en las empresas. Las pequeñas empresas -excepto las de tecnologías avanzadas- disponen en general de medios bastante limitados para soportar el gasto que supone mantener titulados del más alto nivel en sus plantillas, por lo que normalmente resulta más rentable contratar titulados en FP o titulados de Grado Medio, con una formación muy específica en ambos casos, y comprar las tecnologías nuevas que necesitan para innovar.
Por tanto, las reflexiones que haré a continuación se referirán preferentemente a empresas de tamaño medio y grande y, sólo en casos excepcionales, a empresas de pequeño tamaño. En estos casos, las empresas suelen preferir titulados superiores o medios (según los actuales planes de estudios) recién graduados, para moldearlos internamente, invirtiendo luego en la mejora de su formación, si existe una oferta adecuada de estudios, o titulados con un elevado grado de especialización, importándoles menos si el nivel de la titulación es de doctorado o de licenciado o ingeniero.
¿Cómo podrían contribuir las universidades, a través de los programas de Máster y de Doctorado, a la formación de titulados cualificados que resultaran atractivos para las empresas y eficaces en el desempeño de sus funciones?
El nuevo Real Decreto, en su introducción, aconseja textualmente "dotar a los estudios de Postgrado de la mayor flexibilidad para que, en el ámbito de su autonomía, las Universidades definan y desarrollen las estrategias y organización de la formación especializada e investigadora". Por otra parte, establece asimismo que "la oferta de enseñanzas y títulos oficiales debe responder a criterios de calidad y a una adecuada planificación que atienda a los requerimientos científicos y profesionales de la sociedad".
En su artículo 2.1 especifica que "los estudios de Postgrado tienen como finalidad la especialización del estudiante en su formación académica, profesional o investigadora, articulándose en programas que conducirán a la obtención de los títulos de Máster y Doctor".
En su artículo 8.2 concreta que los estudios de Máster podrán incorporar especialidades en la programación de sus enseñanzas que se correspondan con "su" ámbito científico, humanístico, tecnológico o profesional. Pero, ¿de quién es el mencionado "su"? ¿de la Universidad o del entorno social y económico?
Asimismo en el artículo 9.3 se dice claramente que la Universidad podrá autorizar la colaboración de profesionales que no sean profesores universitarios, pudiendo establecer acuerdos de colaboración con otras instituciones públicas o privadas, así como con empresas o industrias.
¿Adonde pretendo llegar? A que las Universidades van a poder organizar los estudios de Máster, simpre que el contenido de los programas tenga el nivel adecuado, con entera libertad. En consecuencia, cabrá la posibilidad de que, en algunos casos, comiencen a pensar si lo que necesitan las empresas son doctores o titulados de Postgrado con unos estudios de Máster a la carta -es decir, con una formación teórico-práctica, adicional a la que han adquirido en el nuevo primer ciclo- adecuada a las necesidades que se detecten en el entorno.
Como consecuencia de la experiencia adquirida durante los 35 años que el Instituto de Tecnología Cerámica de la Universitat Jaume I (antes fue de la Universitat de València) viene colaborando con el sector industrial cerámico de la Comunidad Valenciana, me atrevería a proponer la conveniencia de plantearse organizar estudios de nivel Máster, en casos concretos, atendiendo a las necesidades de determinados sectores industriales que tienen un importante impacto social y económico en el area geográfica donde esté ubicada la universidad donde se han de impartir. Estos estudios deberían estar muy especializados y tener un porcentaje alto de créditos de carácter práctico. En cuanto al factor duración y horarios deberían adaptarse a las necesidades del personal que está ya trabajando en las empresas, pues estoy convencido de que éstas prefieren mejorar la formación de sus técnicos, facilitando el que puedan actualizar y mejorar sus conocimientos, dentro de la temática del sector, a la alternativa de contratar títulados muy brillantes pero con escasos o nulos conocimientos sobre las tecnologías al uso en el sector industrial correspondiente.
El cumplimiento del curriculum debería basarse en cursar el número de créditos necesario, en forma similar en cuanto a horarios y periodicidad a como se desarrollan los cursillos de reciclaje de técnicos que están trabajando en la empresa, sin que hubiera limitación, dentro de un orden, en el número de años necesario para obtener la titulación. Considero pues que este podría ser un procedimiento atractivo para las empresas que les permitiría disponer de personal especializado, con una formación de alto nivel y actualizada, compatible con el concepto de formación continuada, y que el hecho de conducir a un título de Máster y posiblemente al de doctor supondría un aliciente para el personal técnico que participara.
Agustín Escardino es secretario autonómico de la Consejería de Empresa, Universidad y Ciencia.
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