Maragall visita el Carmel y compara los daños de los socavones con los del chapapote gallego
El presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, se presentó ayer por sorpresa en el barrio del Carmel, donde selló su compromiso con los vecinos para realizar una "inversión excepcional", con fondos europeos y de los gobiernos central, autónomo y local. Mientras recorría el barrio con el alcalde de Barcelona, Joan Clos, os vecinos, Maragall comparó las consecuencias con las que provocó en Galicia el Prestige.
La visita, bajo una incesante lluvia, comenzó a las 11.30 horas, en el centro especial de operaciones que las administraciones han instalado en el centro cívico Boca Nord, y se prolongó dos horas.
Maragall y Clos -primero acompañados de un numeroso séquito y luego sin más comitiva que sus más inmediatos colaboradores- visitaron la zona cero y aprovecharon el momento de lluvia más intensa para entrar en la oficina de la plaza de Pastrana en la que se atienden las peticiones de los vecinos afectados. Allí oyeron duros reproches y acusaciones de preocuparse sólo de visitar el barrio en campaña electoral, como les espetó una vecina de la misma plaza. "Este barrio ha sufrido una desgracia muy grande", le respondió Maragall cuando la enérgica mujer le dejó intervenir. "Tan grande como el chapapote en Galicia, pero no en el mar, sino en la tierra", añadió. Luego se comprometió a volver a reunirse con la mujer dentro de un año en el mismo lugar y evaluar las mejoras. El PP utilizó las palabras de Maragall. Su portavoz, Daniel Sirera, recordó que los socialistas pidieron la dimisión del ex presidente del Gobierno, José María Aznar, por el Prestige. CiU habló de oportunismo por mezclar el anuncio de la rehabilitación del barrio con las reformas forzadas por los derribos.
Ayer prosiguió el goteo de vecinos que visitan sus casas y recogen pertenencias con el temor de nuevos hundimientos. La mayoría acogió con escepticismo el anuncio del Gobierno de aplicar un plan de rehabilitación. Durante el fin de semana, el Ayuntamiento alojó en hoteles a 57 vecinos que desde el hundimiento del 27 de enero habían permanecido en casas de familiares, con lo que se unen a los más de 700 ya instalados en ellos. La Generalitat explicó anoche que las 33 familias desalojadas del Carmel que ocupaban cuatro edificios por derribar podrán elegir entre ocupar gratis una vivienda nueva y equipada o una ayuda mensual de 900 euros para su alojamiento.
El arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, ofició misa en el hogar de jubilados de la calle de Tolrà, local alternativo a la parroquia de Santa Teresa, que se halla dentro del perímetro de seguridad.
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