Las inmobiliarias prevén caída de precios mientras los especuladores llegan al barrio
"Estamos perjudicados de lleno". De esta forma resumió ayer su situación Jordi Marcillo, gerente de la inmobiliaria Inmohabitat, preocupado por la evolución del negocio en el barrio del Carmel tras la crisis de los socavones. No es el único caso. Como él, muchos compañeros de profesión reconocen que lo sucedido con las obras del metro afectará a los precios. Pero mientras que unos sufren, otros se frotan las manos. "Ya hay ofertas de inversores en busca de gangas para comprar los pisos y los locales afectados", aseguró Marcillo. La actitud de los afectados y de los que ven en el hundimiento una oportunidad especulativa confirma que la crisis que comenzó el martes afectará al precio de la vivienda en el barrio del Carmel.
No es, sin embargo, la única razón. La inquietud de los vecinos, que se sienten inseguros en sus casas, podría llevarles a mudarse a otros barrios de la ciudad, lo que les obligaría a vender sus pisos. Ello provocaría un aumento de la oferta, por lo que, por pura lógica, disminuirían los precios de venta. "Hay estudios que dicen que podrían bajar entre el 10% y el 20%", afirmó Marcillo.
Otras fuentes consultadas, más pesimistas, hablan de un descenso de hasta el 40%. Josep Maria Mas, presidente de la asociación de comerciantes de Carmel Centre, mostró también su preocupación por esta cuestión: "Temo que muchas tiendas no vuelvan a abrir y que haya vecinos que malvendan sus casas". Mas, consciente de la alarma creada en el barrio, pidió confianza en las ayudas prometidas el sábado y reiteradas ayer por el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall.
Ángela, una de las comerciales de Inmohabitat, aseguró que los precios no han caído todavía: "Hemos hablado con los propietarios y no quieren bajar los precios". Sin embargo, reconoció que sus otros clientes -los que buscan adquirir pisos como inversión- "no quieren comprar en el Carmel". Marcillo confirmó sus palabras: "Hay gente que nos llama para comprar una vivienda y nos especifica que no quiere saber nada de la zona afectada".
La falta de compradores podría obligar a los vendedores a reducir sus pretensiones en los próximos días. Así, un piso de 75 metros cuadrados que costaba 40 millones antes del siniestro podría bajar hasta 32 millones en poco tiempo. De las dos oficinas que tiene Marcillo, una permanece cerrada. Su localización -en la calle del Llobregós, 142, dentro del perímetro acordonado por la policía- le ha obligado a replantearse el negocio. "Nos trasladamos a Nou Barris", anunció. Como él, al menos otra inmobiliaria ha cerrado sus puertas en el barrio del Carmel, según revelaron fuentes cercanas a los comerciantes.
El Carmel, un barrio popular que se construyó entre los años cincuenta y sesenta con grandes carencias en urbanismo y servicios, durante mucho tiempo no fue un buen lugar para el negocio inmobiliario. En opinión de Marcillo, la tendencia había cambiado últimamente, pero el hundimiento del metro amenaza con echar por tierra el esfuerzo. Sin embargo, la aprobación de un plan integral para el barrio, prometida por Maragall, podría conjurar estas pesimistas previsiones.
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