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Mandela regresa a la escena pública para equiparar la pobreza con el 'apartheid'

El ex presidente surafricano exige en Londres ayudas a los ministros de Finanzas del G-7

Nelson Mandela, el hombre más respetado del planeta, reapareció ayer en Londres al poco de retirarse de la vida pública para lanzar un gemido de protesta contra la pobreza. En un mitin celebrado en Londres en vísperas de la reunión de los ministros de Finanzas de los siete países más ricos del planeta, el llamado Grupo de los Siete (G-7), Mandela comparó la pobreza con la esclavitud y el apartheid y exigió comercio justo, la abolición de la deuda de los países más pobres y un incremento de las ayudas al desarrollo desde los países ricos.

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Convocadas por una coalición de 200 organizaciones humanitarias empeñadas en convertir la pobreza en una reliquia de la historia, miles de personas acudieron a Trafalgar Square, el mítico punto de encuentro de los inconformistas, para aplaudir al ex presidente de Suráfrica, símbolo viviente de la lucha contra la injusticia. "Hace poco anuncié formalmente mi retirada de la vida pública y en realidad no debería estar aquí", admitió el líder del movimiento antiapartheid. "Sin embargo", añadió, "mientras persista la pobreza, la injusticia y las enormes desigualdades que hay en el mundo, ninguno de nosotros puede descansar tranquilo".

"En este nuevo siglo, millones de personas en los países más pobres del mundo siguen aprisionados, esclavizados y encadenados. Están atrapados en la prisión de la pobreza. Es hora de liberarles", proclamó. "Como la esclavitud y el apartheid, la pobreza no es natural", denunció. "Es obra del hombre y puede ser superada y erradicada por la acción de los seres humanos. Superar la pobreza no es un gesto de caridad. Es un acto de justicia. Es la protección de un derecho fundamental del ser humano, el derecho a la dignidad y a una vida decente. Mientras haya pobreza no habrá verdadera libertad".

Siempre consecuente, hace unas semanas Mandela voceó al mundo que uno de sus hijos acababa de morir de sida. Lo hizo para vencer el prejuicio que aún existe contra las víctimas de esta enfermedad. Ayer, no por casualidad, abrazó los tres pilares en los que los expertos han cimentado la lucha contra la pobreza: comercio justo, abolición de la deuda de los países más pobres y aumento de las ayudas al desarrollo desde los países ricos.

La presencia de Mandela tenía como objetivo fortalecer la campaña lanzada para consolidar esos tres pilares y presionar moralmente a los ministros de Finanzas del G-7, que se reúnen esta noche y mañana en Londres. La pobreza en el mundo estará en la agenda de las discusiones de este fin de semana y centrará en julio la cumbre de jefes de Estado que los siete, junto con Rusia, transformados así en G-8, celebrarán en Escocia.

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En septiembre, líderes del mundo entero se reunirán en Nueva York para estudiar el progreso de los objetivos de la Declaración del Milenio, que en el año 2000 estableció el objetivo de reducir la pobreza extrema mundial a la mitad. "De momento, esa promesa se está quedando trágicamente atrás", denunció Mandela. Y acabó lanzando una exigencia a los líderes del G-8: "Yo les digo a esos líderes: no miréis a otra parte, no dudéis. Reconoced que el mundo está hambriento de acciones, no de palabras. Actuad con valentía y visión". Y se fue, vacilante ya por la edad, ayudado por un bastón y por Graça Machel, su mujer, pero siempre sonriente a pesar del frío del gris invierno londinense. Al fondo, la columna de Nelson y los leones de Trafalgar lucían las cintas blancas que simbolizan esta campaña. Horas después, Tony Blair desplegó su mejor sonrisa al recibirle a las puertas de Downing Street.

El ex presidente de Suráfrica y luchador contra el <i>apartheid </i><b>Nelson Mandela, </b>ayer durante su discurso en la plaza londinense de Trafalgar.
El ex presidente de Suráfrica y luchador contra el apartheid Nelson Mandela, ayer durante su discurso en la plaza londinense de Trafalgar.EFE

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