Una revisión necesaria tras años de silencio
Vicente Todolí, director de la Tate Britain, celebró ayer la oportunidad de reevaluar la obra de Joseph Beuys a partir de la retrospectiva que el museo londinense dedica al más importante de los artistas alemanes de la posguerra. "Tras años de silencio después de su muerte, vuelve a escucharse su voz", dijo Todolí al presentar una exposición en la que ha colaborado a cierta distancia.
La dirección de la antológica londinense recae en dos comisarios con dos perspectivas distintas. Nicholas Serota presenció una acción de Beuys en 1972 y, dos años más tarde, trabajó con él en el montaje de una exposición en Oxford. Sean Rainbird procede, en cambio, de una generación más joven y puede aproximarse a Beuys como "una figura histórica" sin la carga emocional de las "memorias personales". "Esta muestra trata de su legado escultórico. Va más allá de la vida de Beuys, de forma que su presencia como artista emana de las propias obras de arte", señaló ayer Rainbird.
Con esta mirada fresca y distante, Rainbird resalta la "simplicidad" en el manejo y dirección de los materiales empleados por el rompedor maestro alemán. "Los materiales nos hablan directamente y las instalaciones, aunque enigmáticas, permiten elaborar conexiones e interpretaciones distintas. Beuys nos invita a participar y envolvernos en su trabajo de una forma física, emocional y emotiva", razona el comisario.
Influencia
Director general de los museos Tate, Serota rara vez actúa de comisario en una exposición temporal. Pero, según ha desvelado en la prensa británica, Beuys es "el artista que modeló mi vida" y ejerció con sus charlas y modo de operar una gran influencia formativa en él y otros expertos británicos en arte contemporáneo de su generación.
Serota resalta la envergadura de la obra de Beuys en la panorámica artística actual. Recuerda que ni es un acto "deliberado ni probablemente una coincidencia" que la primera antológica en Europa en una década se inaugure a los pocos meses del fallo del Premio Turner, dominado en esta edición por trabajos de contenido social. "Desde luego", escribe Serota en The Independent, "parece que hay algo en el aire en estos momentos que lleva a los artistas a tener en cuenta cuestiones urgentes sobre la sociedad y a explorar el modo en que ellos se relacionan con la sociedad".
"Las ideas políticas de Beuys se han malinterpretado", observa Mark Rosenthal, del museo estadounidense The Menil Collection. "No era capitalista ni comunista, sino un idealista. Perseguía lo que ahora llamamos tercera vía y que yo concretaría como lo mejor de todos los mundos. Creía que el arte podía cambiar el mundo".
Babelia
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