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Bush hablará hoy de Irak y de las pensiones en su discurso sobre el estado de la Unión

El discurso sobre el estado de la Unión es el mensaje político anual de la Casa Blanca. El presidente informa a los representantes populares y a los norteamericanos de cómo ve la situación, en casa y fuera, y les comunica qué planes tiene para el futuro. Con mayoría republicana en las dos Cámaras, Bush no tendrá esta noche problemas de acogida; pero a pesar de que es un acto bipartidista en el que todos los congresistas reciben en pie al presidente con aplausos, también habrá frialdad demócrata. A Bush le gusta jugar a la ofensiva y sus reformas son notablemente radicales.

En política exterior no habrá novedades. Bush ya trazó su estrategia de expansión de la libertad y lucha contra las tiranías en su toma de posesión hace dos semanas. Lo que hará hoy es celebrar la participación en Irak y considerar que revalida su política y confirma que la democracia se extiende: afganos, ucranios, palestinos e iraquíes. En política nacional, el plato fuerte será su formulación del plan de reforma de las pensiones. Bush ganó con la promesa de privatizar en parte las aportaciones de los empleados jóvenes para las pensiones y desviarlas hacia fondos de inversión, a partir del razonamiento -cuestionado por adversarios, independientes e incluso republicanos- de que el sistema está en crisis. Como señalaba ayer The Washington Post, "es más un problema que una crisis", porque el sistema funcionará bien en los próximos 40 o 50 años.

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El propio Bush parece haber entendido que debe moderar sus planteamientos, porque un grupo de republicanos le ha hecho llegar el mensaje de que la reforma es delicada, asusta a muchos y debe hacerse con cuidado, de forma que las inversiones privadas se hagan sin arriesgar los beneficios actuales y sin acentuar el déficit presupuestario. La idea, además, es captar a los demócratas moderados que son sensibles a la necesidad de empezar a reformar un sistema que ha funcionado muy bien, pero que tiene 70 años de vida y debe ser adaptado. Algunos ya están empezando a hablar. El ex senador Bob Kerrey decía ayer en The Wall Street Journal que el enfoque incorrecto de su partido sería negarse a entrar en el debate, porque hay "insuficiencias y necesidades" en el sistema planteados por la demografía -menos trabajadores en activo sosteniendo a los jubilados- y por la entrada masiva en la jubilación de la generación del baby boom a partir del 2008.

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