La enseñanza de la Medicina
A mediados de los setenta, la Universidad española tomó una decisión desesperada: fue entregando sus hospitales universitarios propios a la Seguridad Social por no poderlos mantener. Desde entonces la enseñanza de saberes médicos se partió. La mayoría de los hospitales significativos comenzaron a denominarse "universitarios". La plantilla de procedencia funcionarial universitaria quedó absorbida de manera peculiar: pasó a depender de dos instituciones oficiales (Ministerio de Educación y Ministerio de Sanidad actuales), aunque perteneciera a una de ellas.
Como consecuencia evolutiva de la esquizofrenia económica y administrativa la enseñanza de la Medicina se partió también: la teórica (relativamente menos onerosa) dependió de la Universidad; la práctica médica, de Sanidad. Paradoja insoluble en el mercado laboral: la Universidad fabricaba formalmente los médicos que Sanidad empleaba. La Universidad perdió control e influencia directos sobre el saber médico aún con destellos testimoniales como las tesis doctorales o en la emisión de títulos profesionales. Las características típicas de la Universidad, entre las que se encuentran la independencia y la libertad de enseñanza, de investigación o de crítica, están muy mediatizadas en los hospitales universitarios y en la Medicina que se hace hoy en España.