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Entrevista:LA INMIGRACIÓN POR DISTRITOS | San Blas

Mundos separados

Españoles y extranjeros conviven pacíficamente en el distrito, aunque son escasos los lazos entre ambos grupos

Oriol Güell

El futuro distrito olímpico de la capital lleva años sumido en un vertiginoso proceso de cambio que está transformando sus antiguas zonas industriales, sus barrios populares y sus extensos eriales aún por urbanizar.

La inmigración se ha sumado a esta vorágine tranformadora, aunque lo ha hecho de forma muy irregular en los ocho barrios de San Blas. El distrito tenía 148.775 vecinos el pasado 31 de julio. De ellos, 15.138 (un 10,18%) eran inmigrantes, una cifra notablemente inferior a la media de la capital (un 14,11%) y muy por debajo de distritos como Centro (27,52%) o Tetuán (19,78%).

Como en todo Madrid, los ecuatorianos son los más numerosos entre los extranjeros, con 4.069 vecinos. Les siguen los colombianos, 1.855 personas; rumanos, 1.352; peruanos, 890; búlgaros, 741; y bolivianos, 627.

La inmigración se ha asentado de forma irregular en los ocho barrios del distrito
La colonia ecuatoriana es la más numerosa entre las extranjeras, con 4.069 vecinos
Las asociaciones de vecinos no logran que los foráneos participen en sus actividades
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La mayoría de ellos, sin embargo, se concentra en Simancas, donde uno de cada cinco vecinos es extranjero, o Canillejas, donde lo es uno de cada siete. En otros barrios como Las Rosas, Hellín, El Salvador o Arcos, el porcentaje de inmigrantes se sitúa entre el 5% y el 8%, entre los más bajos de los 122 barrios de la capital.

La particular estructura de la vivienda en el distrito y la disparidad existente entre los barrios explican, según la Junta Municipal de San Blas, estas diferencias. Los inmigrantes sí han llegado de forma significativa a aquellos barrios populares como Simancas y Canillejas, donde los vecinos españoles han puesto en alquiler en los últimos años sus antiguas viviendas.

Buena parte de los residentes de mayor edad de Amposta, Hellín o la parte norte de Arcos, en cambio, vive en los mismos pisos en los que ha residido en los últimos 30 o 40 años. Son pisos que el IVIMA les ha vendido en los últimos tiempos y que no salen al mercado del alquiler.

Los nuevos barrios pegados a la M-40, Las Rosas y la parte sur de Arcos, están formados por viviendas de construcción reciente y precio de venta elevado, inaccesibles para la gran mayoría de la población inmigrante.

San Blas, sin embargo, es un distrito visitado por muchos más inmigrantes de los que lo habitan. "Somos un distrito con peso industrial y comercial. Esto da empleo a muchas personas extranjeras que residen en distritos cercanos", explica el concejal presidente, Enrique Núñez. Las industrias que antaño ocupaban las calles de Julián Camarillo, Albasanz y Emilio Muñoz están dejando paso a lujosas manzanas residenciales y a acristalados edificios de oficinas, pero el sector secundario aún mantiene un papel importante en la economía de San Blas.

También las instalaciones deportivas del distrito atraen en los fines de semana a un número importante de personas extranjeras, sobretodo latinoamericanas. En algunos casos, los partidos sirven para tender lazos entre españoles y extranjeros, mientras en otros, como los ecuatorianos, éstos prefieren jugar entre ellos sin integrarse en las escuelas deportivas del distrito.

Los inmigrantes viven, trabajan y disfrutan de su tiempo libre en el distrito. Sin embargo, esto no parece suficiente para que afirmar que estén integrandose en la vida de sus barrios y tejiendo vínculos con sus vecinos españoles. Tampoco han creado ninguna asociación propia de inmigrantes.

"La verdad es que nos está costando mucho atraerles a las actividades y asociaciones vecinales. Mantienen ciertos recelos. Prefieren seguir en los círculos sociales que forman con sus compatriotas", afirma Agustia Serrano, presidenta de la Plataforma de Vecinos de San Blas y Simancas. Hay varios ejemplos de ello. En la Escuela Deportiva ADAE Simancas, los más pequeños sí acuden, "pero cuando llegan a los 12 o 13 años la dejan porque prefieren jugar sus propios partidos y campeonatos", explica Jesús de José, el director.

Otro caso: en las fiesta del barrio organizadas el año pasado por la plataforma, los inmigrantes ecuatorianos, peruanos, bolivianos, rumanos y de otras nacionalidades brillaron por su ausencia. "Organizamos varios concursos, uno de los cuales era de cocina. Entre otras cosas había que hacer una tortilla de patatas. Sólo participó una extranjera, que ganó. Era argentina y nos hizo mucha ilusión, pero nuestra idea era que vinieran más personas de los países con más habitantes en San Blas", explica Serrano.

Ésta recuerda la fría reacción que obtuvo cuando se acercó a un locutorio gestionado por ecuatorianos y les ofreció sumarse a la plataforma. "Les daba como miedo darnos sus teléfonos, venirse a nuestro local. Como si temieran que esto les pudiera perjudicar".

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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