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ELECCIONES EN IRAK | Los suníes

Los suníes se quedan en casa en la zona más azotada por la violencia

Escasa participación en las principales ciudades del 'triángulo suní'

Las principales ciudades del llamado triángulo suní, focos de la insurgencia y donde se han registrado los principales enfrentamientos con las tropas de EE UU, registraron ayer una escasa participación. La llamada a la abstención de los partidos suníes y la campaña de intimidación lanzada por el jefe de Al Qaeda en Irak, el jordano Abu Musab al Zarqaui, hicieron que muchos iraquíes decidieran quedarse en casa.

Las calles de Faluya, a 60 kilómetros al oeste de Bagdad, epicentro de la insurgencia iraquí y escenario de la ofensiva norteamericana del pasado noviembre, estaban ayer desiertas a excepción de un puñado de policías y militares iraquíes.

Los soldados de EE UU habían abierto algunos centros de votación en áreas residenciales del centro y norte de la ciudad. Tan sólo el 25% de la población de Faluya, que llegó a superar los 200.000 habitantes, han regresado a la ciudad desde que acabó la ofensiva norteamericana. La mayoría son hombres, que han dejado en zonas del país más seguras a sus familias. Pero pese a todo hubo vecinos que se atrevieron a acercarse a los colegios electorales, desafiando las amenazas terroristas. Algunos testigos vieron colas de mujeres veladas con sus papeletas en la mano. "Queremos ser como los otros iraquíes; no queremos estar siempre en la oposición", dijo Ahmed Jasim, después de votar.

La participación fue prácticamente nula en las localidades de Ramadi, a unos cien kilómetros de la capital iraquí; Samarra, Tikrit -patria chica de Sadam Husein- y Baquba, situadas al norte de Bagdad.

En Samarra, únicamente un centenar de personas ejercieron su derecho al voto en un par de colegios electorales. En Ramadi se registraron fuertes enfrentamientos entre insurgentes y soldados estadounidenses en los que se utilizaron todo tipo de armas, según el canal de televisión por satélite Al Arabiya.

En otras áreas del oeste de Irak, entre ellas Haditha y Qaim, cerca de la frontera con Siria, los electores, en su mayoría de la rama musulmana suní, también boicotearon los comicios, en aparente solidaridad con los grupos políticos suníes que no participaron en las elecciones en protesta por el rechazo del Gobierno de atender su llamamiento a posponer el proceso electoral.

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La sorpresa estuvo en Mosul, a unos 400 kilómetros al norte de Bagdad, cuya población es árabe y kurda, y donde contra pronóstico se registró una participación mayor de lo esparada. Fundamentalmente en los distritos kurdos, donde el voto fue masivo. Fue menor en el caso de las áreas suníes. La participación en Mosul tiene mayor relevancia ya que la jornada electoral comenzó con una cadena de explosiones y atentados. En la vecina Hamdiya, una localidad habitada por cristianos y caldeos, los vecinos protestaron indignados porque no se les habían enviado urnas para votar.

Un miembros de la Comisión Electoral Independiente Iraquí,Adel Alami, subrayó, no obstante, que la participación en las provincias casi exclusivamente suníes iba a suponer "una sorpresa". El funcionario hacía referencia a los temores de que la participación fuera bajísima en estas provincias, por el boicot de los partidos políticos suníes y las amenazas de la insurgencia.

Una mujer iraquí levanta los brazos para ser cacheada antes de votar en la provincia de Al Anbar.
Una mujer iraquí levanta los brazos para ser cacheada antes de votar en la provincia de Al Anbar.REUTERS

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