Gallardón estudia limitar aún más la velocidad en la M-30

El pleno municipal aprobó ayer por unanimidad un "documento base" para pactar en los próximos meses un plan de calidad del aire que incluirá medidas de restricción al tráfico. El Gobierno municipal estudia peatonalizar más zonas del centro, reducir la velocidad máxima permitida en la M-30 y el paseo de la Castellana, cambiar toda la flota de taxis y obligar a las industrias a "reconvertir" sus instalaciones para adoptar energías limpias.

El Ayuntamiento tiene que librar de aquí a cinco años una auténtica batalla contra la contaminación porque en 2010 entrará en vigor la normativa europea que fija los límites máximos de polución permitidos a los países miembros: 50 microgramos de partículas en suspensión por metro cúbico de aire y 200 microgramos de dióxido de nitrógeno por metro cúbico.

PP, PSOE e IU coinciden en que el 80% del problema de contaminación en la capital es consecuencia del "uso y abuso" del vehículo privado, como dijo Concha Denche, de IU. Por eso ayer se pusieron de acuerdo, a propuesta de IU, en elaborar una "estrategia local para la mejora de la calidad del aire", que entrará en vigor "antes de fin de año", según la edil de Medio Ambiente, Paz González.

Las medidas para lograrlo las debe concretar ahora Medio Ambiente, consensuándolas primero con las distintas concejalías afectadas y después con los grupos de oposición y con colectivos sociales, ecologistas y profesionales. Pero el borrador que ya ultima el Gobierno municipal incluye algunas sugerencias novedosas, según explicaron fuentes de la concejalía.

El equipo de Alberto Ruiz-Gallardón baraja la posibilidad de reducir la velocidad máxima permitida en la M-30, que ahora es de 90 kilómetros por hora. En esta autovía son cazados por los radares un promedio de 500 conductores cada día.Los técnicos estudian la viabilidad de reducir también la velocidad en ejes como el paseo de la Castellana, que ahora, como cualquier calle de la ciudad, tiene un límite de 50 kilómetros por hora.

La Concejalía de Medio Ambiente plantea igualmente la sustitución progresiva de toda la flota de taxis (más de 15.000) y de los 1.900 autobuses municipales por vehículos "limpios" que funcionen con energías renovables o tengan algún tipo de mecanismo para reducir la emisión de contaminantes a la atmósfera. Idéntica medida podría tomarse sobre los vehículos de empresas privadas que a diario hacen operaciones de carga y descarga en Madrid. "Estudiamos seriamente la posibilidad de obligar a estas empresas a cambiar sus vehículos", dicen desde la concejalía.

El control del tráfico implicaría también la creación de nuevas zonas peatonales en el centro, aún sin concretar. Medio Ambiente no contempla, sin embargo, medidas como la restricción de acceso a la capital ni el cobro de un peaje.

Por último, el Ayuntamiento prevé elaborar un plan de sustitución de las 2.000 calderas de carbón o gasóleo que aún hay en Madrid, y forzar a las industrias a "reconvertir" sus instalaciones, adoptar sistemas de combustión basados en "energías limpias" y minimizar los residuos tóxicos.

"Aplaudimos este primer paso. Pero a finales de año exigiremos resultados", advirtió Denche. Manuel García-Hierro, del PSOE, lamentó que el PP hubiese pactado "sólo con IU" la propuesta aprobada ayer, pero sumó su voto favorable. El concejal, eso sí, no renunció a terminar con una ironía: "Si estuviesen preocupados por la calidad del aire, no gastarían una millonada en la mayor infraestructura para el tráfico, la M-30", dijo dirigiéndose a los ediles del PP. Y agregó: "Como dice el refrán, 'sopa o teta', señor alcalde. Las dos cosas en la boca no entran".