Así nos las gastamos
La biblioteca municipal de Vicálvaro debe ser la única biblioteca del mundo que considera que el agua no daña los documentos de papel escrito; cree, sin embargo, que sí son perjudiciales para su buena conservación otros líquidos que se pueden beber, lo cual supone un avance. Por ello, permite consumir agua a los usuarios y les prohíbe todos los demás. Para que ésta y otras normas se cumplan tiene en acto de servicio a un guardia jurado que, con su buen rollito y su celo profesional, ha logrado vaciar la biblioteca infantil de niños y que no se oiga más ruido en las salas y antesalas del recinto que el tono altisonante de su conversación. Sin duda, paramilitarizar las bibliotecas es una buena idea y, seguramente, es el método más adecuado para garantizar el acceso a la lectura y su fomento, idea que espero que incluyan en la candidatura olímpica para que vean los demás países cómo nos las gastamos por aquí.
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