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El Vaticano recomienda al Gobierno que lea atentamente el discurso del Papa

Enric González

La Santa Sede respondió ayer con una breve nota al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que el jueves manifestó su "extrañeza" ante algunas de las afirmaciones realizadas por el papa Juan Pablo II ante un grupo de obispos, como las referidas a un presunto "desprecio hacia lo religioso" por parte de la administración del PSOE o a cuestiones tan distantes de la fe como el reparto del agua entre regiones. El portavoz del Papa, Joaquín Navarro-Valls, emitió un comunicado en tono conciliador en el que, sin embargo, no se matizaba ni una coma del discurso del Pontífice y se expresaba "satisfacción" por la "voluntad del Gobierno español de mantener un entendimiento fructífero con la Iglesia".

La nota de Navarro Valls decía lo siguiente: "Se ha tenido conocimiento del comunicado emitido ayer (por el miércoles) por parte de la dirección general de Comunicaciones Externas del Ministerio de Asuntos Exteriores de Madrid. Por nuestra parte, remitimos a una atenta lectura de todo el discurso pontificio, que ilustra bien las posiciones de la Iglesia. Se toma nota con satisfacción", seguía, "de la voluntad del Gobierno español de mantener un entendimiento fructífero con la Iglesia mediante un diálogo permanente animado del respeto recíproco, como expresa dicho comunicado. Esa ha sido y será siempre la línea de la Santa Sede".

El discurso que Juan Pablo II leyó el lunes ante un grupo de obispos españoles en visita ad limina, encabezados por el arzobispo de Madrid, cardenal Antonio Rouco Varela, fue interpretado como una crítica muy severa a la Administración socialista, con la que la Conferencia Episcopal se ha enfrentado por la suspensión de un decreto del anterior Gobierno conservador sobre la enseñanza de religión en las escuelas públicas y por la legalización de los matrimonios entre homosexuales.

El plan hidrológico

Algunos fragmentos, como el que reclamaba "solidaridad" en la distribución del agua y parecía respaldar el antiguo plan hidrológico del PP, suscitaron la protesta oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores ante el nuncio papal en Madrid, arzobispo Manuel Monteiro de Castro.

El propio presidente de la Conferencia Episcopal Española, cardenal Antonio Rouco Varela, en unas declaraciones recogidas ayer por el diario italiano Avvenire (propiedad de los obispos italianos), trató de rebajar la tensión y afirmó que el creciente laicismo denunciado el lunes por el Papa no era "un problema sólo en España, sino en toda Europa". "Vemos que en toda Europa la situación es más o menos igual, no desde un punto de vista jurídico (en referencia a los países con los que la Santa Sede no mantiene concordatos) pero sí, ciertamente, desde un punto de vista cultural, espiritual y doctrinal", dijo Rouco.

El arzobispo de Madrid indicó que, "desde un punto de vista jurídico, el Gobierno afirma querer respetar los acuerdos existentes. Teníamos discusiones abiertas sobre cuestiones culturales y académicas como la enseñanza de la religión, y cuando parecía que el asunto estaba resuelto, el nuevo Gobierno suspendió la ley. En este punto tenemos un problema técnico, pero sobre todo lo demás no hay cuestiones pendientes", puntualizó. Para Rouco, temas como el matrimonio homosexual estaban "fuera del ordenamiento institucional entre Iglesia y Estado" y se correspondían con "una problemática común a toda Europa".

[Con anterioridad al comunicado de Navarro-Valls, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, aseguró en Radio Nacional que el Gobierno mantiene su "voluntad de diálogo" con la Santa Sede y su deseo de reforzar dicho diálogo, restando así importancia a la polémica surgida por el mensaje del Papa a los obispos. Moratinos, en declaraciones realizadas desde Santiago de Chile, volvió a insistir, tal como había hecho la víspera el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en que el Ejecutivo "respeta los discursos y manifestaciones del Papa". Sin embargo, algunos de los puntos del mensaje del Santo Padre provocaron "extrañeza" en el Gobierno, "tanto el tema de la libertad religiosa como el tema educativo, cuando hay unos acuerdos vigentes". En ese sentido el jefe de la diplomacia aseguró que "hay una voluntad política de mantener el diálogo y reforzarlo en los temas que son lógicamente sensibles"].

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