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Reportaje:

Confiesa el árbitro corrupto

Hoyzer, vinculado a una mafia croata sobre las apuestas, admite haber hecho perder al Hamburgo y sume a Alemania en un escándalo ante su Mundial

Robert Hoyzer, el árbitro alemán de 25 años sospechoso de haber pitado a propósito de forma equivocada para ganar en las apuestas sobre los resultados de los partidos, confesó ayer ante la Federación Alemana de Fútbol (DFB) haber recibido cantidades de cinco cifras por sus manipulaciones. Relacionado con una mafia croata de apuestas, Hoyzer se ofreció como testigo de cargo "contra mucha gente implicada" y sume al fútbol alemán, un año antes de su Mundial, en un escándalo sólo comparable con los sobornos en la Bundesliga de 1971. La Fiscalía de Berlín ha abierto un procedimiento penal contra Hoyzer.

El pasado 21 de agosto, el Hamburgo, uno de los equipos fuertes de Alemania, jugaba una eliminatoria de la Copa contra el Paderborn, de la Segunda División B. Iba ganando (0-2) sin problemas, pero Hoyzer dio la vuelta al resultado con sus decisiones: dos penaltis inexistentes y la expulsión de su delantero Mpenza. Al final: Paderborn, 4; Hamburgo, 2. El conjunto de la Bundesliga, eliminado de la Copa a las primeras de cambio. El Hamburgo entró entonces en crisis y unas semanas después destituyó al que era su entrenador, Klaus Toppmöller, que precisamente le había dicho al cuarto árbitro en Paderborn: "Esto huele mal".

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Toppmöller, que ahora habla de demandar al colegiado corrupto y exigirle daños y perjuicios, tenía razón. Las casas de apuestas registraron una sospechosa cantidad de pronósticos a favor de la por completo inesperada victoria del Paderborn. Las sospechas se centraron en Hoyzer, una de las promesas del arbitraje alemán, un rubio de casi dos metros de estatura y, según se ha descubierto ahora, habitual de un café del oeste de Berlín en el que, al parecer, se reúne la mafia croata especializada en las apuestas futbolísticas.

Tras una citación a declarar ante la DFB, Hoyzer renunció a su afiliación y se negó a comparecer con el argumento de que ya se había dado de baja. Después intentó varias maniobras con abogados que aseguraron: "La DFB ejecutó a nuestro cliente". La prensa investigó y encontró las conexiones del árbitro con la mafia croata. Se habla de que ganó hasta 100.000 euros con las apuestas del partido de la Copa manipulado.

El escándalo está servido con la confesión de Hoyzer. Todo parece indicar que el caso es sólo la punta de un iceberg y que existen otros implicados. Hoyzer declaró ayer: "Las acusaciones que circulan en la opinión pública en mi contra son, en lo esencial, ciertas". Y añadió: "De forma completa, y sin consideraciones, he dado testimonio de mi conducta y todo lo que sé sobre los hechos y las personas y estoy a disposición de la DFB y de la Fiscalía para aclararlo todo".

Los árbitros germanos acudieron a una reunión a la sede de la DFB, en Francfort, y se mostraron consternados por lo ocurrido. El presidente de la Comisión de Arbitraje, Volker Roth, aseguró que se aclarará todo independientemente de quienes sean los implicados. Con gesto abatido, dijo: "El señor Hoyzer ha traicionado y vendido los valores e ideales de nuestro gremio. Somos conscientes de que la confianza quedará dañada durante años. Ahora trataremos de recuperarla".

Existen sospechas sobre otros árbitros y otros partidos. Sale a relucir otro con un insólito resultado en el que un defensa remató un saque de esquina hacia su propia portería y marcó.

El escándalo no ha hecho más que empezar y la honradez del fútbol se encuentra en tela de juicio en Alemania.

Robert Hoyzer.
Robert Hoyzer.

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