Naturaleza, mascotas y familia, los temas más frecuentados por los participantes
La mayoría de los concursantes eran hombres de edad comprendida entre 30 y 45 años
Los otras tres fotos finalistas van de la pura foto periodística, la taurina Arreón, al fotomontaje de las piezas de ajedrez, pasando por la estética de El salto.
El salto es obra de Jorge Esteban Richart, de 24 años, y forma parte de la colección Cinco años de vacaciones, una selección de sus mejores fotografías tomadas con una Nikon F100 durante sus viajes de vacaciones por el mundo.
Este madrileño envió una larga y sentida explicación de la fotografía y de su colección en general. Decía así: "En todas ellas predomina lo cotidiano. Los personajes son la clave. Como en El salto, realizada en La Habana (Cuba), donde el muchacho, Andrés, busca dar el salto fuera de su propio entorno y realidad no sólo física, sino también el deseo de una maduración prematura, debida quizás a la familia que le rodea, cuatro hermanos mayores y una madre".
Profesionalmente, Esteban es diseñador gráfico, pero se dedica a la posproducción. "Hasta ahora iba por libre. He hecho documentales y anuncios publicitarios, normalmente en vídeo". En breve empezará a trabajar en la empresa Take it Easy.
Este maquero no se dedica profesionalmente a la fotografía, aunque le dedica muchas horas. "En casa tengo un equipo completo: ordenador, escaner, impresora y programa de retoque fotográfico. Me entretiene mucho. Otra actividad que me encanta es ir en bicicleta. Si puedo me voy al campo, pero normalmente lo practico por Madrid".
"Estoy bastante involucrado con la tecnología: trabajo con ordenadores y tengo que estar al día . Soy lector de periódicos desde niño. En casa siempre han comprado EL PAÍS y leo Ciberp@ís desde el primer número".
Aficionado a los toros
Otro premiado es Ignacio Perelétegui Barrigón. Este salmantino, de 33 años, trabaja en un laboratorio veterinario envasando medicamentos para animales (vacas, caballos...).
Casualmente, es también un gran aficionado a la fiesta taurina. "Mi padre hace crítica taurina y desde pequeño me va la fiesta. En alguna ocasión, en mis años mozos, toreé alguna becerrada. Hace tres años decidí que era mejor ponerse frente al toro con una cámara de fotos".
Perelétegui realizó la fotografía titulada Arreón el 13 de septiembre en la feria de Salamanca. "Ese día toreaba Juan Diego, matador local. Estaba haciendo un quite, tropezó y cayó de espaldas. El toro, un astifino aparentemente asesino, con cuernos sin afeitar, podía haberle dado una cornada de aúpa, pero simplemente le pasó por encima. Por suerte, sólo fue un susto".
El año pasado, Perelétegui publicó Desde mi burladero, un libro de fotografía taurina, y abandonó su Nikon D75 "de las de carrete de toda la vida" por una Nikon A70 digital. Toda una inversion de 1.200 euros con la que tiene muchas más facilidades para enviar a los editores las imágenes en formato digital.
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