Eureka, son las condiciones atmosféricas
Usted y yo pensábamos que la polución atmosférica procedía de las emisiones contaminantes de diversos artificios, en particular, de tubos de escape, humos de calefacciones de ciertos combustibles y, en su caso, chimeneas industriales.
Algunos incluso pensábamos que el automóvil, infinitamente más dañino que todo lo demás, si sumamos todos sus letales efectos, era el principal motivo de putrefacción del aire. Pero héte aquí que el alcalde, don Alberto Ruiz-Gallardón, está ahí para desasnarnos: "Las actuales condiciones atmosféricas han alterado los índices de la calidad del aire de Madrid." ¡Y yo que pensaba que las actuales condiciones atmosféricas no habían alterado, no habían podido alterar, la sobreabundancia de partículas en suspensión y dióxido de nitrógeno del aire de Madrid! Seguro que soy un miserable, como diría el señor Acebes.
Pero no hay que perder ni la serenidad ni el rigor; don Alberto dice que "es una circunstancia de naturaleza coyuntural", ya saben, algo así como una coyuntura de naturaleza circunstancial.
Llegados a este punto, ya no sé si estábamos hablando de contaminación o de calidad del aire, pero, por si los malpensados insisten en usar el malvado término contaminación, el alcalde también tiene respuesta: el Ayuntamiento la tiene vigilada; "está siendo seguida y vigilada de manera permanente por los servicios municipales". Ya podemos respirar tranquilos. Invita el alcalde.
Y sepamos que ese topismo de los alcaldes PP de Madrid, que les impele a agujerear todo lo agujereable para crear nuevos aparcamientos, túneles y retúneles, es sólo la expresión malentendida de su desconfianza hacia el coche y su pasión por la calidad del aire, las vistas despejadas, el canto de los pajarillos y la vida sencilla de los constructores. Si las situaciones de inversión térmica se empeñan en perseverar, propongo ya mismo aprobar una ordenanza que las declare ilegales. Cualquier cosa antes que enfrentarse de verdad a nuestros monstruos..
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