"No habrá relación bilateral con Euskadi mientras no se respete nuestra identidad"
El Gobierno de Navarra presidido por Miguel Sanz (Corella, 1952) ha vuelto a recurrir el plan Ibarretxe ante los tribunales, requiriendo a la instituciones vascas su revocación. Sanz, presidente asimismo de UPN, reitera que no habrá relaciones bilaterales con Euskadi mientras la "injerencia" nacionalista en Navarra persista y asegura que la mayoría del Parlamento vasco que aprobó el proyecto de nuevo Estatuto no es democrática ni legal.
Pregunta. Acaba de celebrar una cumbre con el presidente de La Rioja y han pedido explicaciones conjuntas al lehendakari. ¿Por qué no se las exige personalmente?
Respuesta. No tengo inconveniente alguno. Cuando solicité la nueva convocatoria de la Conferencia de Presidentes Autonómicos tenía esa intención, la de preguntarle qué legitimidad histórica tiene para hablar sobre Navarra, qué representatividad política, por qué dice que [el plan Ibarretxe] no supone una injerencia sobre Navarra cuando el proyecto integra a Navarra, al margen de la voluntad de los navarros, en esa identidad de pueblo vasco o Euskalerria de la que hablan.
"Los tres votos de Batasuna han metido a Ibarretxe en un callejón sin salida y han generado una mayoría parlamentaria que no es democrática"
"Si hubiese una renuncia del Gobierno vasco a integrar a Navarra en la nueva nación que desea construir, la relación se facilitaría enormemente"
P. ¿Descarta cualquier relación bilateral con Ibarretxe?
R. Mientras esté vigente un plan que no respeta nuestra identidad, reflejada en el Amejoramiento [el estatuto navarro] y la Constitución, yo no tengo ningún interés en mantener una relación bilateral de carácter institucional. No la habrá mientras no haya respeto a nuestras instituciones.
P. ¿ No cree que hay muchos navarros a los que les gustaría que usted le dijera al lehendakari a la cara lo que ellos piensan?
R. Es posible, pero hay que ser realistas. Yo no puedo invitar a una reunión bilateral a quien pretende desde la deslealtad obviar a la Navarra real, la del Amejoramiento.
P. ¿La incomunicación institucional con Euskadi da beneficios políticos en Navarra?
R. No comparto la idea de que exista una incomunicación con la Comunidad Autónoma Vasca. Hay una comunicación técnica, y cuando existe la necesidad de relación con su gobierno o sus diputaciones, nos ponemos de acuerdo. Si hubiese una renuncia expresa del Gobierno vasco a integrar a Navarra en su deseo de construir una nueva nación, la relación se facilitaría enormemente. Pero ese anhelo es permanente y se sigue dando en todos los ámbitos: cultural, educativo, social y económico.
P. Aralar ha pedido la presencia del lehendakari ante el Parlamento navarro para que explique su plan. ¿Qué va a votar UPN?
R. Vamos a votar en contra. Me parece un disparate. Que el lehendakari venga al Parlamento foral es profundizar en lo que denuncio. Donde Ibarretxe debe dar cuenta de su acción política es en el Parlamento vasco y, en todo caso, si se lo piden, en el Senado. Ibarretxe no tiene ninguna representatividad ni legitimidad otorgada por los ciudadanos navarros. La legitimidad institucional de los navarros la tienen el Gobierno y el Parlamento forales. Y que yo sepa, el lehendakari no se ha presentado a las elecciones forales.
P. En su último recurso ante el Tribunal Constitucional, el Gobierno foral alude al uso en el plan Ibarretxe de términos como "territorio vasco" para definir a Navarra como integrante de "Euskal Herria". ¿Existe ahí suficiente base jurídica para impugnar el proyecto?
R. El recurso no se circunscribe, ni mucho menos, a esos aspectos. Tenemos sólidos informes jurídicos que avalan los recursos. Existe un claro conflicto de competencia porque hay una injerencia real en nuestras competencias. Hemos requerido al Parlamento y Gobierno vascos la revocación de sus acuerdos por esos motivos. En la calle, ciertamente, se han barajado esos detalles terminológicos, pero pueden no ser los más sólidos jurídicamente. Lo que nosotros hacemos es defender una Navarra plural en la que caben todos los navarros, los que se consideran vascos y los que no. Esa es una cuestión bien distinta.
P. Se da la circunstancia de que el plan Ibarretxe puede acabar su andadura en febrero, si las Cortes lo rechazan, mientras que sus recursos judiciales aún no se han dirimido. Los primeros se presentaron hace ya un año ante el Tribunal Constitucional y el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco. ¿Tienen alguna noticia?
R. No, pero la justicia es así. En cualquier caso nuestros primeros recursos tenían una base jurídica distinta a éste último. Aquellos se basaron en un acuerdo del Gobierno vasco que no tenía la solidez que actualmente puede tener el plan aprobado y ratificado por el Parlamento vasco. Puede ocurrir que haya habido un rechazo político al plan y, sin embargo, el recurso judicial todavía esté vivo. Las iniciativas judiciales seguirán su curso y conservarán toda su validez.
P. ¿No es peligroso en este momento promover la desaparición de la Disposición Transitoria cuarta de la Constitución, que regula las mayorías para una eventual integración de Navarra en Euskadi?
R. Queremos que esa disposición desaparezca, pero que quede vigente la Disposición Adicional segunda del Amejoramiento para que el carácter paccionado respete la voluntad de los navarros como los únicos legitimados para decidir su futuro institucional. El objetivo es que una posible modificación de nuestro estatus no pueda tener su origen en las Cortes sin contar con la iniciativa de los navarros.
P. En Navarra Batasuna no tiene presencia institucional alguna. ¿Cómo valora la experiencia?
R. Muy positiva. El brazo político le otorgaba a ETA legitimidad en sus objetivos. La ilegalización ha mermado además su capacidad económica. En Euskadi una decisión absolutamente ilegal y errónea del presidente del Parlamento vasco evitó todo esto. Fue una rebeldía contra una sentencia del Tribunal Supremo. Un juez instructor ha dicho ahora que aquella equivocación fue conforme a derecho. Su resolución está recurrida. No se puede desobedecer el mandato del Supremo. Fue, además, un error político mayúsculo. Tanto si no fue intencionado, como si se pretendía que el plan Ibarretxe saliera adelante, el resultado es que los tres votos de Batasuna han metido a Ibarretxe en un callejón sin salida y han generado una mayoría parlamentaria que no es democrática, al tener que contar con los votos de un partido que sigue defendiendo el uso de bombas y pistolas, y además está basada en una resolución ilegal.
P. ¿Están los empresarios navarros preocupados por la situación política?
R. Obviamente, porque el plan Ibarretxe no aporta más economía, bienestar, competitividad o convivencia a Euskadi. Y en un mundo cada día más internacionalizado, un plan secesionista y localista añade pobreza, y resta bienestar y desarrollo económico, porque toda acción genera una reacción. Decir "yo no me hablo con los españoles, pero quiero aprovecharme de ellos para hacer negocios", no puede ser. El resto de los españoles tendrá una reacción ante eso.
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