Liberados los ocho trabajadores chinos secuestrados por los insurgentes

Los ocho trabajadores chinos secuestrados hace casi una semana en Irak recuperaron ayer la libertad, tras la mediación del Comité de Ulemas, la más importante asociación religiosa suní en ese país. La liberación, confirmada a los periodistas por la Embajada china en Bagdad, se conoció a través de un vídeo que difundió la televisión árabe Al Arabiya.

Un comunicado de los captores, el Movimiento de la Resistencia Islámica, asegura que la decisión es fruto del "decreto presidencial del Gobierno de Pekín que prohíbe viajar a Irak a los ciudadanos chinos". El grupo había acusado a sus rehenes de "trabajar en la construcción de instalaciones para EE UU" y amenazó con matarles si China no "aclaraba su postura sobre Irak". El Ministerio de Exteriores chino recordó que antes del suceso ya había recomendado a sus ciudadanos que no viajaran a ese país. Sin embargo, algunos se sienten atraídos por los salarios.

Por su parte, Ansar al Sunna anunció en una página web haber matado a 15 guardias nacionales iraquíes después de que "confesaran los crímenes que han cometido junto a las fuerzas cruzadas". El Ejército iraquí anunció el sábado pasado la captura de 15 guardias tras un ataque a un convoy en las proximidades de la base estadounidense de Al Asad, en la provincia de Al Anbar.

Mientras, en el plano político, el ministro iraquí de Defensa, Hazem al Shaalán, anunció en una televisión árabe la próxima detención y entrega a Jordania del líder del Congreso Nacional Iraquí, Ahmed Chalabi. El político chií que hasta el pasado verano fue el favorito de EE UU está reclamado en ese país por quiebra fraudulenta y malversación de fondos. La advertencia parece responder a la acusación lanzada por Chalabi hace unos días de que Al Shaalán se había llevado 500 millones de dólares de su ministerio a una cuenta bancaria privada en Beirut. El responsable de Interior, Falab al Naquib, aseguró que él no ha cursado ninguna orden de detención.

Por otra parte, el Gobierno sueco negó que ningún ciudadano de su país haya desaparecido en Irak, como aseguró un grupo terrorista.