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Reportaje:

Contaminación política

El Parlamento andaluz, desde su inicio, siempre ha estado muy pendiente de la situación política nacional

Lourdes Lucio

Desde que el pasado 30 de diciembre el Parlamento vasco aprobó, contra pronóstico, el llamado plan Ibarretxe la política andaluza gira indefectiblemente y una vez más sobre un debate surgido a casi mil kilómetros de distancia. Siempre ha sido así en Andalucía donde los dos principales partidos (PSOE y PP) tienen una fuerte dependencia de las estructuras piramidales de sus organizaciones y donde no existe una formación nacionalista sólida y vertebrada con un discurso exclusivamente andaluz.

El próximo martes los cuatro grupos parlamentarios mantendrán una reunión para intentar pactar por unanimidad una iniciativa en contra del plan Ibarretxe sobre el que el Parlamento autonómico tiene las mismas competencias que la Cámara de Vitoria sobre el Estatuto de Andalucía, es decir, ninguna; igual que tampoco las tenía cuando en la anterior legislatura se celebraron tensos debates contra la guerra de Irak; o cuando se ha discutido, también de manera apasionada, de Cuba.

Es lógico que si hay un plan que plantea originalidades sobre España se discuta aquí

La situación política nacional contagia el debate andaluz, aunque rara vez se produce una permeabilidad inversa. Los apellidos Ibarretxe, Carod-Rovira, Maragall, Aznar, Zapatero, Rajoy, González y Pujol son citados con más frecuencia que los de los diputados o consejeros que se sientan en el Parlamento autonómico, donde, a juicio de un ex diputado del PP, se produce una pelea muy partidista. "PSOE y PP", afirma este dirigente, "son muy verticales y están excesivamente contaminados por sus direcciones nacionales y por el clima nacional. Incluso cuando se han discutido asuntos netamente andaluces, como la financiación autonómica, el enfrentamiento ha sido entre Gobiernos".

El ex presidente de la Junta José Rodríguez de la Borbolla considera "lógico" que si en España se está debatiendo "el estatuto A o B" en Andalucía se aborde la discusión porque "la posición que tomó en su día" la comunidad "condicionó el debate sobre el modelo de Estado".

De la misma manera opina el presidente del PP de Málaga y parlamentario andaluz, Joaquín Ramírez, quien cree "justificado" votar la propuesta del Parlamento vasco en Sevilla. "Durante los ocho años de Gobierno del PP, el PSOE decidió que se debatieran temas nacionales e internacionales. Es lógico que si hay un plan que plantea originalidades sobre España se discuta en Andalucía", afirma.

La presidenta del Parlamento, Mar Moreno, cree "sana" y "afortunada" la contaminación de la política andaluza con la nacional. "Más del 70% de los andaluces se sientan tan españoles como andaluces. Y la política andaluza no puede caer en la miopía de un debate exclusivamente regional, cuando la procupación de los andaluces tiene que ver con el debate general". La misma tesis mantiene el consejero de la Presidencia, Gaspar Zarrías, para quien el hecho de que los asuntos nacionales se aborden en la Cámara autonómica "es positivo" y se debe a que "Andalucía es muy permeable a lo que pasa fuera".

El Ejecutivo andaluz se mueve como pez en el agua en el Parlamento con los temas de información nacional, entre otras razones, porque no le produce desgaste. "Este escenario es muy cómodo para el Gobierno de Manuel Chaves porque impide que se vean y hablen de sus carencias", asegura un dirigente socialista. A esta tesis se apunta una fuente del PP quien afirma que al Gobierno andaluz "le interesa más" que "se metan con Carod-Rovira que con su gestión".

Como casi siempre la presidenta del Parlamento no ve el vaso ni medio lleno ni medio vacío, sino justo en la mitad. "Eso de que al Gobierno andaluz le vaya bien políticamente tratar de asuntos nacionales pues... depende. Le beneficiará o perjudicará en función de la naturaleza del debate. Imagino que cuando se habló del GAL no le benefició".

Zarrías no emite un juicio de valor sobre este asunto y en todo caso achaca a los déficits del propio PP el que el Parlamento aborde asuntos que no son de su exclusiva competencia. "Hay una absoluta falta de ideas por parte del PP a la hora de presentar temas puramente andaluces. Es incapaz de plantear una alternativa y así es imposible la alternancia".

Ramírez discrepa de esta opinión y cree que su partido no está poniendo las cosas cómodas al Ejecutivo andaluz. "El PSOE, que cuenta con mayoría absoluta, pretende apagar un poco la luz del Parlamento y no quiere que tenga una vida muy intensa", sostiene.

El ex diputado de IU Felipe Alcaraz se sitúa en punto equidistante y asegura que si se da un "desenfoque" de los temas andaluces se debe, por un lado, a que el PSOE le interesa un Parlamento "con menos voltaje" y, por otro, a que al PP de Javier Arenas "al no tener política autonómica, juega al achique de espacios con el debate españolista".

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