Lamento
Me sumo al lamento de Ricardo González Cuesta en su carta publicada en la edición de Madrid. Yo no tengo la tentación de irme, por mucho que rabie y patalee, porque estoy en mi pueblo, pero cuánta indignación y perplejidad tenemos que sufrir ante agresiones como la tala de árboles en la Chopera, donde yo también alquilaba bicicletas cuando era pequeña, o el permitir que pandillas de gamberros utilicen el templete de música, tambien en el Retiro, para sus fiestas particulares.
Que plazas como la de Santa Ana las dejen hechas un erial, todo pavimento que en dos días empieza a romperse y nadie repara, o la de Felipe II con ese invento de especie de gran alcorque para árboles que es horroroso. Ese desprecio por los jardines públicos que nadie cuida, tapas de alcantarillas mal colocadas, restos de obras que nadie retira, contenedores de escombros que se pasan meses llenos de basuras... En fin, sería inacabable la lista.
Para nuestros regidores esto es como una gran empresa de la que hay que sacar beneficios y lucimiento personal, lo demás es pecata minuta.
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