Los descendientes de Atila reclaman

Los supuestos descendientes de Atila, el legendario rey de los hunos que aterrorizó Centroeuropa en el siglo V de nuestra era, reclaman su reconocimiento como minoría étnica en Hungría, el único país del Viejo Continente donde se honra al temido bárbaro, cuyo nombre ostentan orgullosamente numerosos magiares. El Parlamento de Budapest deberá decidir próximamente sobre la existencia de los hunos en el siglo XXI y el reconocimiento de estos como minoría étnica, ante la solicitud formal presentada por Imre Josua Novak, sacerdote y emisario de la llamada Iglesia Santa Huna. "Tras el ingreso de Hungría en la Unión Europea hemos decidido conseguir nuestro reconocimiento como minoría", afirma Novak en declaraciones que recoge la prensa de Budapest. El sacerdote huno ha logrado reunir 2.400 firmas para apoyar su iniciativa ante el Parlamento magiar y lograr que se reconozca la existencia de los descendientes de Atila, "a lo que tenemos derecho, ya que cultivamos una cultura con 6.000 años de antigüedad, la tradición de los hunos". La legislación húngara establece el reconocimiento de una minoría étnica, religiosa o lingüística cuando no menos de mil ciudadanos lo reclaman y es el Parlamento el que tiene la última palabra a la hora de formalizar ese paso. Tras rechazar rotundamente que el más famoso rey de los hunos fuese el cruel y sanguinario monarca nómada que describe la historia, Novak asegura que "Atila es mucho más que un ideal. Es para nosotros una leyenda viva a la que nosotros honramos como nuestro gran chamán". Según la historia, Atila tuvo su cuartel general en el territorio de la actual Hungría, donde pereció en el año 453 de nuestra era, dice la leyenda que envenenado por la princesa Ildiko en su noche de bodas. Tras lograr que la Comisión Electoral Central de Hungría reconociese la autenticidad de las firmas presentadas por Novak, éste espera que el Parlamento dé luz verde a su solicitud, aunque está dispuesto a reclamar ante las más altas instancias de la UE en el caso de que la Cámara baja magiar no le dé la razón.-