Tres terroristas fueron de copas con el ex minero y un menor tras robar la Goma 2
Las declaraciones de los mineros asturianos del entorno de José Emilio Suárez Trashorras han permitido precisar cómo y cuándo se produjo el robo de la Goma 2, quiénes participaron en el trasiego y, también, que una vez que los explosivos estuvieron en la casucha de Chinchón, tres de los terroristas y dos de los asturianos se fueron de copas.
Suárez Trashorras declaró ante el juez que entre las Navidades y el 29 de febrero de 2004 los que él llamaba "los moritos" estuvieron en cuatro o cinco ocasiones en Asturias, ya que, inicialmente pretendían obtener 60 kilos de dinamita para robar joyerías y furgones. Su amigo Rubén Iglesias explicó que el 27 de febrero el ex minero estaba inquieto porque estaba "esperando a los moritos". En teoría, éstos acudían a Asturias a recoger una tercera partida de explosivos, ya que el menor Gabriel M., Babi -ya condenado por el 11-M- hizo al menos dos viajes en autobús a Madrid con sendas mochilas de explosivos destinadas a Jamal Ahmidan, el Chino.
El relato más preciso es el de Iván Granados. Explica que el menor le había contado que Rául González Peláez, Rulo, "al terminar el trabajo en la mina sacaba explosivo y lo escondía fuera de la mina, tapándolo con ramas". En una ocasión, fue Babi quien se encargó de buscar los explosivos con "unos moros", pero "se perdieron por el monte porque se hizo de noche, y tuvieron que llamar a Emilio, localizándolos y cargándolos en el vehículo".
En garrafas y bolsas
Fue durante la madrugada del 29 de febrero, ya que los terroristas (al menos Mohamed Oulad y el Chino) se habían presentado en Avilés a las cinco de la tarde del día anterior. "A continuación se fueron al garaje de Emilio que da a la travesía de la Vidriera en Avilés y, al introducir el BMW M-5 en el que viajaban los moros rayaron una de las defensas con una columna del garaje. Una vez dentro del garaje, sacan los explosivos del coche y lo introdujeron en garrafas [blancas] y en bolsas de deportes. Posteriormente se introdujeron los explosivos en algún coche, desconociendo cuál [tenían también un Golf y un Toyota Corolla]. Que además Babi viajó con ellos y multaron al Golf, pagando la multa en mano".
Granados cree que viajaron hacia Madrid por la autopista de Huerna y que, una vez en la capital, "se desplazaron a la casa de Morata de Tajuña [en realidad de Chinchón], a una casa donde dejaron los coches y después salieron de copas". Los marroquíes le contaron a Babi que querían los explosivos no para robar joyerías y furgones, sino "que lo querían para una mina de Marruecos".
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