A vueltas con los Balcanes
Un remoto poblado en la frontera entre Serbia y Bosnia, un ingeniero considerablemente tronado, su esposa, frustrada cantante de ópera, y su hijo, aspirante a jugador de fútbol; un ambiente plácido poblado de seres surreales, una banda de música, un burro enamorado y triste; y la amenaza de la guerra. Como siempre en el cine del bosnio Emir Kusturica, los elementos pesadillescos, los personajes que se comportan como metáforas y un sentido excesivo de la vida (y de paso, de la puesta en escena), se alían para construir discursos en los que el pasado es revisitado entre la nostalgia y la crítica (es el tema de Underground y de Gato negro, gato blanco; pero también de ¿Te acuerdas de Dolly Bell? y de Papá está en viaje de negocios, aún sus dos mejores películas). También aquí: en este sentido, estamos en territorio conocido.
LA VIDA ES UN MILAGRO
Dirección: Emir Kusturica. Intérpretes: Slavko Stimac, Natasa Solak, Vesna Trivalic, Vuk Kostic. Género: tragicomedia, Francia-Serbia-Montenegro, 2004. Duración: 154 minutos.
¿Tiene la presente propuesta del director algo novedoso respecto a lo ya visto en su cine? No. Con sus momentos de elaborada surrealidad (Kusturica es uno de los directores europeos más curiosos en lo que hace a la formulación de una poética personal), pero también con sus excesos y su controlada locura, el cine del balcánico no deja a nadie indiferente. Aquí el exceso es mútiple: en la banda sonora, en la inverosimilitud de las situaciones, incluso aunque estemos situados en un territorio más del símbolo que de lo que realmente se está contemplando; en el metraje. Tanto como para terminar dinamitando por dentro los elementos interesantes que, con todo, el filme contiene. No decepcionará a los amantes declarados de su cine; pero quien no lo sea deberá guardar respecto de él una prudente, aconsejable distancia.
Babelia
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