_
_
_
_

El CCCB recupera el humor cotidiano, alocado y agridulce de Bruguera

La exposición se podrá ver en mayo en Palma de Mallorca

Hubo un tiempo, a principios de la década de 1970, en que de la redacción de Bruguera salían semanalmente un millón de revistas. Pulgarcito, DDT, Tiovivo, Din Dan, Mortadelo, Lily y Zipi y Zape albergaban a los personajes que disecciona la exposición Factoría de humor Bruguera, cuyos comisarios son los periodistas Jaume Vidal y Carles Santamaria y que se puede visitar hasta el 10 de abril en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB).

El humor popular y cotidiano de la editorial Bruguera acompañó a la sociedad española "desde los tiempos del hambre de posguerra hasta los de la segunda residencia", afirmó ayer el director del CCCB, Josep Ramoneda.

Factoría de humor Bruguera es una exposición pequeña, pensada para recalar en diversas ciudades (en Palma de Mallorca a partir del mes de mayo). Vidal y Santamaria establecen un recorrido que empieza por explicar la editorial barcelonesa como una de las primeras industrias culturales españolas y acaba por trazar paralelismos entre algunos personajes o estereotipos de las historietas de Bruguera y diversas series de televisión y películas actuales. "Cuando vi por primera vez Manos a la obra pensé enseguida en Pepe Gotera y Otilio, y así se lo dije a un productor de la serie", explica Francisco Ibáñez, creador de este par de manazas, presente en la inauguración de la exhibición.

"Nos preocupaba que la exposición acabara siendo un mero ejercicio de nostalgia para aficionados. Queríamos que fuera atractiva para todo el mundo", afirmó Vidal. Así, se da información sobre los precedentes de la editorial en El Gato Negro de Juan Bruguera; el despegue de la casa a partir de mediados de los años cuarenta como factoría, sobre todo, de revistas infantiles; la configuración de la escuela Bruguera de humor de la mano del dire, Rafael González, y de los dibujantes clásicos Vázquez, Escobar, Cifré, Segura, Ibáñez, Peñarroya... Luego viene la descripción de este humor agridulce y alocado, plagado de antihéroes, y su fijación en cinco categorías, acompañadas de 78 originales, una mínima representación de los más de 80.000 que se conservan en los almacenes del Grupo Zeta en Parets del Vallès.

Estas tipologías son las "vidas frustradas" (Rigoberto Picaporte, de Segura; Pepe el hincha y Don Pío, de Peñarroya; Doña Urraca, de Jorge; Carpanta, de Escobar...); los "héroes imposibles" (Sir Tim O'Theo y Patson, de Raf; Superlópez, de Jan; Mortadelo y Filemón, de Ibáñez; Anacleto, de Vázquez; Don Furcio Buscabollos, de Cifré...); los "felices e inconscientes" (Rompetechos, de Ibáñez; Agamenón, de Nené Estivill; Carioco, de Conti; la abuelita Paz, de Vázquez...); la "fraternidad sádica" (las hermanas Gilda y las familias Churumbel y Cebolleta, de Vázquez; Zipi y Zape, de Escobar...), y la "incompetencia laboral" (Pepe Gotera y Otilio, y el Botones Sacarino, de Ibáñez; el caco Bonifacio, de Enrich; el doctor Cataplasma; de Martz Schmidt, el repórter Tribulete, de Cifré...).

Es una lista de nombres, caras, gestos y expresiones que han configurado buena parte del mundo imaginario de más de una generación de lectores y que todavía perviven. Al final del recorrido, unos monitores de televisión pasan imágenes de series como Los Serrano (que se relaciona con Zipi y Zape), Manos a la obra (Pepe Gotera y Otilio), Aquí no hay quien viva (con las hermanas Gilda) y 7 vidas, cuya Sole es "la abuela Cebolleta de la transición", según Santamaria. Pero también se pueden ver fragmentos de películas como La comunidad, de Álex de la Iglesia, una 13 Rue del Percebe con el nivel de negrura elevado a la enésima potencia.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_