"La fusión no era necesaria en España"
Los dos ejecutivos consideran que ambas compañías tenían viabilidad en nuestro mercado
La crisis de la industria discográfica ha llevado a reconfigurar el mapa agrupando las cinco grandes en sólo tres: Universal, EMI-Warner y ahora Sony-BMG. La reciente fusión de la japonesa Sony con la alemana BMG a un 50% cada una, ha dejado a esta empresa con el 25,6% del mercado y la ha convertido en la segunda discográfica a escala mundial, después de Universal. En España la nueva compañía es líder en el sector. José María Cámara (de Sony) es el presidente de la compañía para la península Ibérica y Carlos López (que viene de BMG) es ahora presidente de Sony-BMG. Según ellos, la fusión no era necesaria en España, pero las circunstancias generales han impuesto sus condiciones y ambos se disponen a proponer una salida a la crisis que viene acusando un sector que ha perdido un 10% de ventas en los últimos tres años en nuestro país. A los perjuicios de la piratería (el mercado ilegal representa un 24%, según el IFPI), se suman ahora otros competidores como la venta de tonos (melodías populares) a través de la telefonía móvil, que se ha quedado el año pasado con el 14,7% del mercado total de la música grabada en España.
"En este momento, el negocio de la música necesita reinvertir y, en ese sentido, creo que la fusión ayuda" (José María Cámara)
"Si se han tenido que juntar dos compañías,Sony y BMG, para no perder dinero, ¿cómo se va a bajar el precio del disco?" (Carlos López)
Pregunta. ¿Qué significa para el negocio discográfico la fusión de dos grandes como Sony y BMG? ¿Era necesaria en España?
José María Cámara. En España, por lo que Carlos López y yo pensamos, no era necesario porque ambas compañías tenían viabilidad y vida propia y un camino. Lo que sucede es que aquí no controlamos esa decisión, ni necesariamente la bondad o maldad de ella. En este momento hay, por supuesto, una cantidad de situaciones de duplicidad e ineficiencia que hay que resolver porque el negocio necesita un dinero que no puede perderse en ineficiencias. El negocio, la música, necesita reinvertir y en ese sentido creo que la fusión ayuda.
P. Hace un par de décadas todo iba de maravilla tras el éxito del CD como soporte, que permitió volver a editar y vender casi todo el repertorio. Las compañías crecieron demasiado y de pronto cambió el panorama: piratería on line y del CD y otros factores que ya hemos mencionado, entre ellas el mantenimiento del alto precio de los discos. La crisis del sector necesita una solución.
J. M. C. Más el dinero, que siempre es escaso, hay una lucha inflexible contra el tiempo. Competimos por el tiempo, las emociones y el dinero del consumidor. El consumidor mira cada vez más a qué dedica el tiempo libre porque ha surgido la competencia de los videojuegos, las películas, hasta los tonos musicales para los móviles. Queremos que lo dediquen a la música. Y ahí a lo mejor creo que hay algo de lo que no nos hemos dado cuenta todavía, y es que el precio del disco juega un papel que no jugaba. Como un apunte, que creo que vale la pena hacer: no hay tres o cuatro compañías, eso no es exacto. Hay cuatro compañías globales, pero afortunadamente hay muchísimas compañías locales. Hay cada vez más sitio.
P. Cuando se anunció esta fusión la asociación internacional de discográficas independientes, Impala, presentó ante el Tribunal de la Competencia de la UE su objeción a esta operación, entre otras cosas, por la posible subida del precio de los discos.
J. M. C. Yo los invitaría a que echen una mirada a la industria aeronáutica. Y descubrirán que la gente vuela más que nunca, con mejores precios que nunca, y en menos compañías mundiales que nunca porque hay más operadores regionales que nunca.
Carlos López. Las compañías medianas o pequeñas en la música tienen mucho más sitio que antes. Hay muchos más artistas de pequeñas ventas. Con 20.000 discos vendidos es rentable para ellos, pero para nosotros, no.
P. En esta reestructuración del panorama, ¿qué cosa se contempla respecto al precio del CD?
C. L. Lo que se prevé es que en cuanto la gente compre muchísimos discos, éstos van a bajar de precio. Y si compran menos, van a subir. A día de hoy, si se han tenido que juntar dos compañías, como Sony y BMG, para no perder dinero, ¿cómo se va a bajar el precio del disco? Para eso haría falta bajar el coste de las grabaciones, cosa que está pasando (los artistas hacen sus propios discos, en estudios pequeños); lo que gasta una compañía en marketing no tiene visos de abaratarse; los fotógrafos que hacen las portadas, no van a cobrar menos; en fin, eso hace que cuando arrancas con un disco te has gastado ya 120.000 euros. Si lo que vas a vender son 120.000 discos después, ese coste fijo es a euro por disco. Pero si los constantes son 10.000, pues entonces a 12 euros por cada disco. Si lo están poniendo las compañías a 11, ya están perdiendo dinero.
J. M. C. En realidad, el precio del CD, que no de la música, ha bajado. Si tomas el precio de los discos y haces promedio, según las estadísticas de la AFYVE, y ves el volumen total y lo divides por las unidades totales, te llevas la sorpresa de que han bajado casi un 40% en precios absolutos. De diez y pico euros a siete y pico euros. Es cierto que el modelo de negocio necesita ajustes. Ahora, el modelo de negocio no lo podemos cambiar sólo nosotros. Para que cambie necesitamos que entiendan el problema todos aquellos que forman parte del negocio, y son: los autores, los artistas, los managers, los abogados asociados con la administración de estos derechos, los productores fonográficos, nuestros accionistas, nuestros empleados. Desde el punto de vista exterior, necesitamos que el canal sepa que los precios y los márgenes que pretenden ya no son posibles. Y desde el punto de vista de la Administración necesitamos que entiendan que cuando estamos gravando el disco con una fiscalidad determinada, en cualquier caso, es injusta.
P. ¿Qué va a pasar con los artistas españoles que han firmado por separado con cada compañía?
C. L. En el tiempo que BMG ha estado en proceso de fusión con Sony, o sea durante el último año, no hemos renovado ningún artista. Porque hemos preferido que sea el artista el que decida cuándo se hubiera hecho la fusión si se quieren quedar o no. Entre esos artistas nombro a dos: Manolo García y Joaquín Sabina. Para mí ésa es la forma de tratar a un artista. Llegado a este punto nos encontramos con un montón de artistas que vienen de las dos compañías originales, con un total de 47 artistas locales. Más latinos, internacionales, etcétera. Y 47 artistas son muy perjudiciales para la salud, para la mía al menos.
P. Pero además de que tienen dinero para mantenerlos, ellos trabajan, son los activos, generan beneficios. Pienso que sería deseable tener más.
C. L. No, porque si se entiende al artista como una máquina que hace cosas, entonces puedes tener todos los que quieras. Pero, al menos para mí, por encima de ser artista es persona. Y una persona especialmente sensible. Puede crear él solo, pero después necesita estar en un entorno que comprenda lo que está haciendo y qué hacer con él.
P. ¿Cuál sería el número deseable de artistas para una compañía como Sony-BMG?
C. L. Cinco, aunque sé que no puede ser, porque hay muchos artistas y mucha gente trabajando en las compañías. Supongo que al final se van a quedar en Sony-BMG unos 34 artistas locales.
J. M. C. Si la pregunta es ¿cuántos artistas se van a quedar o van a salir de Sony-BMG? La respuesta es: los mismos que se hubieran quedado o salido de sólo Sony o sólo BMG. ¿Cuál es el número ideal? Hay una cuestión fundamental que la gente no nos concede y que es injusta: hay que gestionar emociones. Y ese número viene relacionado con tu capacidad de gestionarlas. La capacidad de gestionar emociones frescas y nuevas es muy elevada, la capacidad de gestionar emociones gastadas es frustrante. Entonces depende, hay un equilibrio que es muy personal.
"Para arriesgar más hay que hacer negocio"
Hay emociones pero también se puede rentabilizar lo emocional. Operación Triunfo vendía sentimentalismo y emociones fáciles. En los últimos dos años fue lo que salvó, en general, las cifras de la música española.
Pregunta. Hay un número de artistas españoles que igual no venden tanto, pero que generan verdaderas emociones y avances dentro de la expresión musical. ¿Qué pasa con esto?
C. L. Un día hablando de música buena y mala, un amigo me dijo: "Si tú eres un emigrante que vive 10 años en el extranjero, y te ponen el Viva España, te emocionas y lloras. ¿Esa canción es buena o es mala?".
P. No me refiero a lo bueno y lo malo, sino a apuestas menos previsibles y seguras.
C. L. El activo actual de Sony-BMG ha desarrollado en España en los últimos tres años a El Canto del Loco, Estopa, Bebo y Cigala, a Carlinhos Brown. El riesgo ése lo corremos porque nos gusta la música. Y si digo que me quedo sólo con cinco cantantes, no necesariamente me quedo con los cinco grandes, hay un grupo que me quedo, por ejemplo, y que se llama Pereza. Los veo crecer y avanzar y ahí viene eso de que los veo como a hijos. Igual es una manía paternalista y odiosa, pero es así como lo siento.
J. M. C. ¿Sabe cuál es la respuesta real? Queremos poder arriesgar más. Y para arriesgar más hay que hacer negocio. Lo primero que tiene que hacer Carlos, de un día para otro, es gestionar una compañía que es el doble de la anterior y además líder, con las obligaciones del líder. No sólo es la más grande, sino que tiene voluntad de intentar soluciones: de relación con los artistas, con el mercado, con los nuevos negocios, con el mundo exterior. Esto no se puede hacer si no le ves la parte divertida. El dolor que produce una fusión debe ser por algo que vale la pena. Tiene que ser porque haya más música, porque haya más negocio, más gente que viva de esto y que sea más feliz con esto. La clave es arriesgar más. Y la clave para arriesgar más es que tenga beneficios, porque si tienes beneficios eres libre.
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