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BANDAS MAFIOSAS

Sorprendidos unos narcotraficantes cuando iban a 'ajustar cuentas' con el jefe de una banda rival

La operación desató un intenso tiroteo con la policía junto a una gasolinera de Móstoles

F. Javier Barroso

Lo que parecía una operación policial acabó en una refriega a tiro limpio y con nueve detenidos. Ocurrió el pasado martes junto a una gasolinera de Alcorcón, cuando la policía intentaba arrestar a los integrantes de dos bandas de narcos que habían quedado citados allí para saldar una vieja deuda. Los agentes tuvieron que emplearse a fondo para reducir a nueve delincuentes, aunque otros lograron huir. Entre los arrestados se encuentran los cabecillas de las redes. Los clientes y las empleadas de la estación de servicio se quedaron perplejos y muy asustados al ver "tanto tiro en tan poco tiempo".

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Habían pasado las siete y media de la noche cuando la gasolinera de BP situada en la rotonda de entrada a Móstoles, pero en el término municipal de Alcorcón, estaba con pocos clientes. De repente, comenzaron a escucharse gritos y disparos. "Yo, como jamás he oído un disparo, pensé que alguien estaba tirando petardos. Y pensé que hace falta ser inconsciente para hacerlo junto a una gasolinera", explicó Paloma, una empleada que trabaja desde hace tres años en la estación de servicio.

La realidad era bastante distinta, según informó ayer la Jefatura Superior de Policía de Madrid. Los integrantes de ambos grupos, que estaban siendo investigados por traficar con droga, habían quedado citados en un aparcamiento que hay entre la gasolinera, un hamburguesería McDonald's, un supermercado Dia y varias oficinas de inmobiliaria. Los policías del grupo XIX de la Sección de Estupefacientes sabían que una de las bandas, liderada por el marroquí Abdorazac D., de 29 años, había acordado con otra banda hacer una compraventa de estupefacientes.

Vigilancia

Los policías montaron una vigilancia de la zona junto con agentes de la comisaría de Móstoles. Todos iban de paisano para pasar inadvertidos. Pasadas las siete y media de la tarde, llegaron cuatro vehículos de gran cilindrada ocupados por marroquíes. Sin parar en la estación de servicio, se dirigieron a la parte trasera, junto a la zona del túnel de lavado de vehículos. Según comprobaron los agentes, estaban bastante nerviosos. Además, su forma de actuar hacía prever que no se iba a producir un intercambio de droga, sino algo de mayor envergadura. "A ninguno de nosotros le llamó la atención cómo se comportaron porque a esa hora había bastante gente, por lo que no les vimos ni llegar", recordaba Beatriz, otra empleada de la gasolinera.

Los agentes comprobaron que el grupo de Abdorazac, formado por ocho individuos, estaba golpeando brutalmente a una persona a la que intentaban introducir en un coche Opel Vectra. Cuando los policías se identificaron para detener a todas las personas, fueron recibidos a tiros. Por un lado, les disparó el propio Abdorazac, que vació su cargador. Pero hubo más disparos procedentes de un ángulo distinto. Los integrantes de ambas bandas aprovecharon el tiroteo para huir del lugar. En el suelo quedó tendida la víctima de la agresión, que resultó ser el líder del grupo que supuestamente acudía a comprar la droga: Asri T., también natural de Marruecos. "Los disparos fueron muy seguidos. Enseguida llegaron policías de paisano y coches de policía", añadió Paloma, que se encontraba con su compañera en la caja de la gasolinera. "Jamás había oído nada parecido", confesó.

"Mi compañera me dijo que no abriera la puerta, pero la curiosidad me pudo. En ese momento vi que un policía tenía pisado a uno de los malos y le apuntaba con una pistola. Le decía: 'Estáte quieto o te mato'. El que estaba en el suelo le respondía: 'No me mate, no me mate", explica la empleada.

La sorpresa de los agentes fue mayúscula cuando descubrieron entre los detenidos a un viejo conocido: Asri T, con 12 antecedentes policiales y todos graves; algunos por drogas y otros por robos, tenencia de armas y homicidio doloso. Según las investigaciones, Abderazac y su grupo pretendían matarlo, lesionarlo o secuestrarlo, pero las intenciones del grupo de Asri no eran mejores: llevaban bridas, armas y recortes de papel que simulaban dinero.

Cuando unos policías acudieron a auxiliar a Asri T., un hombre se les acercó por la espalda. Esgrimía una gran daga. Los agentes le gritaron para que tirara el arma blanca, pero el supuesto delincuente hizo caso omiso. Se dirigió de inmediato hacia uno de los investigadores con la intención de apuñalarlo. El agente, que empuñaba su pistola, se la levantó y le dijo que, si no tiraba la daga, le dispararía. El agresor no cambió de actitud y se abalanzó sobre el policía con el brazo en alto. El agente hizo un disparo que le alcanzó en una pierna. Tras ser reducido y detenido, fue trasladado a un hospital, donde fue identificado como Imad C., marroquí sin legalizar su situación en España.

La huida

Mientras tanto, el resto de los agentes se afanó en interceptar a todos los sospechosos. Detuvieron a los compinches de Asri T. en una furgoneta de cristales tintados. Se trataba de Rubén G. S., español; Ninel C., rumano, y Youssef H., compatriota del jefe. A bordo de dos turismos fueron detenidos los integrantes del grupo de Abderazac. Se trataba de Abdel Ilah el A., Mustapha E. y Gharib M. Como consecuencia de la premura y nervios de la huida, colisionaron con un vehículo allí estacionado. Otros dos turismos, un Golf negro y un familiar gris oscuro, supuestamente pertenecientes a los implicados, quedaron aparcados junto a la gasolinera. En el último, la policía encontró pastillas de éxtasis.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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