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Reportaje:TEATRO

Cervantes desconocido

Javier Vallejo

Cuando Cervantes dio a la imprenta sus comedias y entremeses, Lope era el motor literario de una industria teatral boyante, articulado en torno a la comedia nueva (creada al gusto de la inmensa mayoría) y a los corrales, habilitados en patios de luces. Las hizo imprimir al no encontrar quien se las representase: quizá porque no se empleó en agradar a quien debía (los empresarios "tienen sus autores paniaguados, y les va bien con ellos", se quejaba). Además, sus comedias no estaban compuestas a la medida del vulgo, como las de Lope. Se ha escrito que, respecto a su época, fueron tan experimentales como las de Ionesco o las de Brecht. Cierto, son muy diferentes entre sí y respecto a las de sus contemporáneos, y traslucen valores no dominantes: otra razón para que no se estrenaran. Pasaron los siglos, y algunas siguen sin haber sido llevadas a escena profesionalmente. Entre éstas, Laberinto de amor, en montaje de Juan Pastor con la Compañía Guindalera, de Madrid, y La entretenida, que Helena Pimenta está poniendo en escena con la Compañía Nacional de Teatro Clásico.

Cervantes hace honor al título de La entretenida, y crea un enredo doble. Por un lado, el que protagonizan Marcela, sus pretendientes y su hermano Antonio, enamorado a su vez de una Marcela que se parece a aquélla como una gota a otra, pero que no aparece en escena jamás, para que el público se pregunte si serán la misma o no. Paralelamente, dos criados andan locos por una joven fregona que, a su vez, desea a un paje. Toda la comedia se teje en torno a los deseos amorosos de unos y otros, y concluye sin que nadie los culmine. "Los unos por no querer, / los otros por no poder, / al fin ninguno se casa", dice Ocaña, gracioso que comparte vena cómica con Torrente, pícaro capigorrón, y Muñoz, clown viejo y de vuelta de todo. "Cervantes da un relieve especial a los criados, los retrata con vida y luz propias, rebaja el papel de los nobles y evita el final feliz", señala Helena Pimenta. "Esta obra parodia los clichés de la comedia nueva, como el Quijote parodió las novelas de caballerías, y pergeña una alternativa artística más comprometida con la realidad. La vida acaba sonriendo siempre a los aristocráticos protagonistas de las comedias de Lope. Cervantes, en cambio, enseña que la felicidad es esquiva". Entre otros hallazgos, en La entretenida figura una escena de teatro dentro del teatro: criados y criadas preparan un baile (es un género dramático) y un entremés, como los que solían intercalarse en las comedias, se pelean de veras durante su representación y, cuando entra un alguacil a detenerlos, se descubre, sorpresa, que palos y puñaladas forman parte de la función: este juego del actor que parece haber abandonado su papel es llevado cuatrocientos años después a sus últimas consecuencias por Boguslaw Schaeffer, en su experimental Ensayos para siete.

Helena Pimenta ha trasladado la acción a los años sesenta del siglo XX. "Así resulta más reconocible el papel de los criados. En la versión de Yolanda Pallín, Ocaña, lacayo de Antonio, es un chapuzas, una especie de chico para todo, y Marcos, escudero de Marcela, es su chofer". Para agilizar la expresión de los criados, Cervantes usa, sobre todo, la redondilla. "Escoge el soneto para situar a los nobles en un plano idealizado e irreal. Ocaña cierra la segunda jornada con un soneto truncado, que hoy suena cheli: 'Que de un lacá- la fuerza poderó- / hecha a machamartí- con el trabá- / de una fregó- le rinda el estropá-...".

En su volumen de teatro, Cer-

vantes colocó La entretenida a continuación de Laberinto de amor, como quien pone un plato dulce después del salado. Ésta es una comedia cortesana de pasiones no correspondidas, en la que hay que adentrarse con la madeja de Ariadna. La versión que dirige Juan Pastor, elaborada por Raúl de Tomás, incorpora a un narrador, que encarna, además, a la mayoría de los papeles episódicos, y prescinde de los dos estudiantes capigorristas. "Hartas de esperar que las cortejen, sus dos protagonistas femeninas", subraya el director, "se echan al camino disfrazadas de varón, para buscar a los hombres que quieren".

Ensayo de 'La entretenida' , de la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
Ensayo de 'La entretenida' , de la Compañía Nacional de Teatro Clásico.BERNARDO PÉREZ

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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