La insurgencia asesina a un colaborador de Alí al Sistani, principal líder de los chiíes
Los rebeldes secuestran a un empresario turco en Bagdad y matan a seis de sus empleados
El jeque Mahum al Madahaini, uno de los principales colaboradores del líder espiritual de los chiíes en Irak, el gran ayatolá Alí al Sistani, falleció la tarde del miércoles asesinado por un grupo de la insurgencia, que trata de impedir la celebración de las elecciones del día 30. El atentado contra el jeque, que trascendió ayer, costó también la vida de su hijo y a cuatro guardaespaldas en Salman Pak, localidad de mayoría suní al sur de Bagdad, que ayer vivió otra jornada teñida de violencia con el secuestro de un empresario turco en un céntrico hotel y el asesinato de seis trabajadores de su empresa.
Otro colaborador de Al Sistani, Halim al Afghani, fue hallado muerto en Nayaf, al sur del país. Pese a que la investigación aún no ha concluido, el jefe policial de la ciudad rechazó de forma tajante que se trate de otro atentado y atribuyó el fallecimiento del dirigente chií, de unos 40 años, a "muerte natural", que no especificó.
Al Sistani no se presenta a las elecciones, pero ha apadrinado la formación de una plataforma electoral unitaria de los chiíes y es el principal referente de este colectivo, que representa el 60% de la población. "El jeque Mahum al Madahaini había recibido amenazas de muerte en muchas ocasiones y antes ya fue objeto de múltiples atentados", afirmó un portavoz del clérigo.
Los miembros de la Alianza para la Unidad Iraquí, la coalición impulsada por los chiíes pero que también incorpora simbólicamente a pequeños grupos kurdos y de tribus suníes, se han convertido en uno de los blancos predilectos de la resistencia por su respaldo a las elecciones y porque cuenta con muchas posibilidades de alzarse con la victoria. Su principal candidato, Abdelaziz al Hakim, salió ileso el pasado 28 de diciembre de un atentado con coche bomba en Bagdad contra el Consejo Supremo para la Revolución Islámica Iraquí, en el que fallecieron 14 personas.
El jeque Mahum al Madahaini no tuvo el miércoles la misma suerte: fue tiroteado por un grupo de pistoleros que le esperaban, a él y a su comitiva, en Salman Pak, cerca de Bagdad, en la peligrosa carretera que une la capital con la localidad suroriental de Kut, en el llamado triángulo de la muerte.
El primer ministro interino de Irak, Ayad Alaui, ratificó el 30 de enero como la fecha de las elecciones pese a la ola de violencia, que hará prácticamente imposible la votación en varias regiones. Alaui expresó a la cadena árabe Al Arabiya su confianza en que los comicios debiliten a los rebeldes: "Uno de los caminos para acabar con la insurgencia es seguir con los esfuerzos para que el pueblo iraquí participe en este proceso político de transición, incluyendo las próximas elecciones", afirmó.
Sin embargo, la jornada de ayer volvió a ser sangrienta y los ataques insurgentes se sucedieron. El más espectacular fue en Bagdad: una decena de pistoleros irrumpió en el hotel Baajan, en el centro de la capital, mató a quemarropa a seis empleados de una empresa turca y secuestró al director de dicha empresa, alojado en el hotel. La corporación proporcionaba a las tropas estadounidenses y al Gobierno interino muros de hormigón para proteger oficinas y cuarteles, y había recibido amenazas en varias ocasiones.
En Baquba, al norte de Bagdad, la explosión de una bomba casera causó la muerte a un agente de la Guardia Nacional e hirió a otras cuatro personas. También en esta ciudad fue asesinado un candidato del Partido Comunista, el tercer militante de esta formación asesinado en lo que va de año. En Khan Beni Saad, al noreste de Bagdad, un coche bomba aparcado junto a una mezquita chií provocó tres muertes y trece heridos.
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