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La juez decreta prisión para los tres detenidos por el crimen de Granyanella

La titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Cervera (Segarra) ha decretado el ingreso en prisión sin fianza de J. G. A., A. G. C. y J. A. G. T., tres vecinos de esta localidad detenidos por su presunta relación con el asesinato de Hamid Oulhadi, el ciudadano marroquí que apareció asesinado el pasado 2 de enero en un campo de cultivo de Granyanella. Las diligencias del caso se encuentran todavía bajo secreto de sumario.

Después de haberse prorrogado durante 72 horas la detención de los sospechosos, J. G. A. y A. G. C. reiteraron ante la magistrada su primera declaración a los Mossos d'Esquadra, según la cual la noche del 1 al 2 de enero estuvieron con la víctima en casa de un vecino de Cervera y cuando ellos se marcharon de madrugada, se quedó en compañía de otras personas. Los jóvenes explicaron que mantenían una cierta amistad con el fallecido y que se enteraron del asesinato por la prensa. Por su parte, el tercer detenido, J. A. G. T., afirmó que sólo conocía a Hamid de vista.

A pesar de estas explicaciones, la juez entendió que existen indicios suficientes para decretar la prisión de los tres arrestados, quienes, además, incurrieron en notorias contradicciones acerca de horas y lugares. Sus versiones sobre los hechos no coinciden con las de algunos testigos que dijeron haberlos visto con la víctima cuando, supuestamente, ya tendrían que encontrarse en su casa. La juez ha tenido en cuenta a la hora de tomar esta decisión cautelar, la gravedad de los hechos y el riesgo de fuga de los detenidos. Al menos uno de ellos tiene antecedentes por altercados violentos con personas inmigrantes.

Después de descartarse el móvil racista, las investigaciones están centradas en otras hipótesis, como el ajuste de cuentas por tráfico de drogas, a pesar de que los familiares de la víctima aseguran que nunca estuvo implicada en actividades delictivas. Los Mossos tratan de localizar a otras dos personas por su presunta participación en el crimen.

El hermetismo con el que se llevan las diligencias e instrucción del caso ha provocado cierto malestar entre las defensas, ya que al no haber tenido acceso al sumario aún no conocen las pruebas acusatorias que existen contra los detenidos.

Hamid vivía en Cervera desde hacía tres años y, según la autopsia, murió degollado, aunque tenía la cabeza destrozada por una piedra. El fallecido no tenía carnet de conducir y desde Cervera hasta el campo donde fue encontrado hay una distancia de siete kilómetros, por lo que todo apunta que alguien lo trasladó en coche hasta el lugar para acabar con su vida.

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