La mujer del año
Una muerte anónima le devolvió la vida; dos pulmones sanos para absorber toda la energía del aire que, a sus escasos treinta años, la fibrosis quística le había negado desde que nació. Su alegría y su afán de lucha por sobrevivir es un compendio de lecciones magistrales, que debiera figurar en todos los manuales de ética del ser humano, pues su contacto con aquellos que la hemos conocido, nos ha enseñado a ser un poco más dignos. Ahora, cuatro años después de aquel transplante, Chiqui nos ha dejado. Que los del Cielo estén atentos, pues tienen mucho que aprender de ella. Este es un homenaje a una persona muy querida tanto en Sevilla como en Barcelona que falleció en Gines el pasado 27 de diciembre.
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