Melodía escalofriante
Desde su debut en 1991, ha dirigido nada menos que 63 películas. Es Takashi Miike, prolífico autor japonés del que sólo se había estrenado en España la tan salvaje y enérgica como mortalmente tediosa Audition (1999). Ahora nos llega Llamada perdida, encuadrada en la nueva ola de terror oriental que invade las pantallas, en la línea de Hideo Nakata (The Ring) o Takashi Shimizu (La maldición).
Con una imagen muy trabajada y un punto de partida básico pero espeluznante (los protagonistas reciben en su buzón de voz una llamada, con fecha y hora posterior a la vivida, efectuada desde su mismo número y con su propia voz anunciando su muerte), la película de Miike posee casi todas las constantes del terror japonés: una enorme capacidad para crear miedo en el límite secuencial y una desasosegante incapacidad para rematar con un final que una los flecos sueltos. Miike crea tensión con elementos muy básicos (un gran caramelo de color rojo) y recupera fundamentos clásicos del mejor cine de terror, caso de la escalofriante melodía que suena con la llamada, la típica nana de las cajas de música utilizada en obras maestras como La semilla del diablo, El otro o Al final de la escalera. Sin embargo, el guión está cargado de falsas imágenes que no llevan a ningún lado (sólo a crear tensión en secuencias inexplicables). Miike demuestra que, lejos de los excesos (para bien y para mal) de Dead or alive, su obra cumbre, también sabe fabricar terror comercial.
LLAMADA PERDIDA
Dirección: Takashi Miike. Intérpretes: Kou Shibasaki, Kazue Fukiishi, Shinichi Tsutsumi, Renji Ishibashi. Género: terror. Japón, 2003. Duración: 112 minutos.
Babelia
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