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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Causas de una tragedia

El aforo era mucho mayor del permitido y las salidas de emergencia estaban cerradas con cadenas y candados. Al imbécil de turno se le ocurre encender una bengala... y la tragedia está servida. Ocurrió en una discoteca de Buenos Aires. Podía haber ocurrido en cualquier otro lugar del mundo donde la incompetencia de un empresario de sala llegue a la miseria ética e intelectual de rebasar excesivamente el número de entradas permitido y creer que la única forma de evitar que alguien se cuele en un espectáculo es blindando las salidas.

Aquí en España también hemos sufrido las consecuencias de ese desprecio por la seguridad, aunque parece que de nada sirven los precedentes de catástrofes similares (Alcalá 20, Flying...), ya que muchos locales públicos, como he tenido ocasión de comprobar horrorizado por tanta inconsciencia, no respetan las más elementales normas de seguridad, que no sólo son de obligado cumplimiento, sino que un mínimo índice de racionalidad bastaría para aplicarlas por parte del responsable del local o empresario organizador.

La autoridad correspondiente tendría que extremar el control de tantos cines, teatros, discotecas, pabellones deportivos y otros centros de gran afluencia, cuyo confiado público no parece ser consciente del enorme riesgo al que está expuesto en caso de que surgiera alguna contingencia, palabra que el diccionario define como la posibilidad de un suceso adverso, y que suele saltar, como la liebre, cuando menos se piensa. Permítanme una lágrima para las víctimas de la estupidez humana.

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