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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Los inmigrantes y el Estado de bienestar

No parece prudente que un ministro socialista presente a la opinión pública la inmigración como un fenómeno problemático, ligado al número de inmigrantes soportable por la sociedad. Para el señor Caldera (EL PAÍS 2-1-05) existe un umbral de tolerancia social, que él ha fijado "entre el 8% y el 10% de inmigrantes sobre la población total". Olvida el ministro de Trabajo que es imposible determinar ese umbral a priori, porque los inmigrantes procuran hacerse invisibles en la medida en que pueden: unos se nacionalizan y otros permanecen en la irregularidad. Además, las afirmaciones del ministro pueden alentar uno de los discursos actualmente más retrógrado y peligroso, éste es el de la "avalancha de inmigrantes" hacia España.

Todo ello a pesar de que la experiencia inmigratoria de los últimos 25 años, tanto en Madrid como en la costa del arco mediterráneo, donde se sobrepasan esos porcentajes con creces, nos permite afirmar que para conseguir su integración social no importa tanto el número de personas inmigradas como las condiciones de acogida y permanencia que seamos capaces de crear entre todos, autóctonos y foráneos.

La inmigración no es un problema por sí misma, es un hecho social muy complejo, una cuestión que, si se suscita sin hallar una respuesta lógica y racional, y cunde la impresión de que se trata de una materia fuera de control, produce impactos no deseados sobre otro gran número de cuestiones públicas (empleo, gasto, identidad cultural y social...), todas ellas de gran importancia para la construcción política del espacio democrático al que aspiramos, y en el que debemos participar todos los que contribuimos a su mantenimiento, con el esfuerzo impositivo y mediante la generación de riqueza colectiva, seamos o no extranjeros.

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Al respecto se olvidó el ministro de reconocer que, sea el que sea el sistema contable que se utilice, el balance entre las aportaciones que hacen los inmigrantes al Estado del bienestar y los recursos que demandan al mismo es siempre positivo para éste.

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