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El Ejército israelí desata una nueva operación militar en la franja de Gaza

Ramón Lobo

Las Fuerzas de Defensa Israelí (IDF) emprendió ayer una nueva operación militar, esta vez en el norte de la franja de Gaza. Pocas horas antes había concluido la llevada a cabo contra el campamento de Jan Yunis, y en la que perdieron la vida 11 palestinos. En la nueva incursión, esta vez contra la localidad de Beit Hanun, próxima a la frontera de Israel, participan una cincuentena de blindados y vehículos militares.

El ministro de Defensa, general Saul Mofaz, dio ayer la orden de "actuar de forma contundente" contra los grupos palestinos que lanzan granadas de mortero y cohetes Qassam contra posiciones israelíes. Fue su reacción a la caída en la mañana de ayer de dos de estos artefactos de fabricación casera en Sderot, dentro de Israel, y que causaron heridas a un hombre. El primer ministro, Ariel Sharon, advirtió durante el consejo de ministros de que ese tipo de ataques pueden afectar a su calendario de retirada unilateral de Gaza, que comenzará en junio y será por etapas.

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Abu Mazen, favorito en las elecciones palestinas del domingo (una encuesta publicada ayer le otorga el 63% de la intención de voto), y que se encuentra de campaña en la franja de Gaza, calificó la nueva incursión de "grave escalada".

Un portavoz del grupo radical palestino Hamás aseguró a la agencia Reuters que el lanzamiento de ayer sobre Sderot era la respuesta a la incursión de las IDF contra el campamento de refugiados de Jan Yunis y a la muerte de 11 palestinos. En ese operativo de fin de año, en teoría también contra los lanzadores de los cohetes Qassam, el Ejército demolió 10 viviendas de civiles. En otro incidente ocurrido ayer al sur de la franja de Gaza, en Rafah, dos palestinos resultaron muertos a tiros por los soldados. Según las IDF son militantes de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa.

En un mitin celebrado en Deir el Balah (al sur de la franja de Gaza), Abu Mazen buscó el equilibrio político en sus mensajes ante un público poco variopinto y en el que destacaban decenas de milicianos armados. Por un lado reiteró su petición para poner fin a la militarización de la Intifada y los ataques contra Israel ("Creemos que las negociaciones son el camino principal para alcanzar la paz"), criticó el lanzamiento de cohetes Qassam ("son inútiles y sólo provocan un incremento de la escalada militar israelí") y prometió no dejar jamás abandonados a unos milicianos, que para los palestinos son la vanguardia de su lucha y para Israel, simples terroristas. El equipo de Abu Mazen negocia desde hace días con las autoridades israelíes para que éste pueda hacer campaña en los barrios de Jerusalén este, que para los palestinos es su capital y para los israelíes la suya, eterna e indivisible.

Hamás, Yihad Islámica y las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa no tardaron en reiterar su negativa a deponer las armas y declarar una tregua. En un comunicado exigieron a Abu Mazen que tras las elecciones adopte la vía de la resistencia.

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