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La ciudad por la ciencia

La ciencia también es cultura. Cultura humanística, cultura artística y cultura científica forman parte de una única cultura... Pocas veces hemos podido oír estas afirmaciones en un ágora política como es el pleno municipal de una ciudad. Y menos que todas las ideologías políticas representadas en el hemiciclo coincidan en resaltar la importancia de que una ciudad apoye de forma clara y contundente la promoción de la cultura científica hasta el punto de constituir una línea estratégica de la acción de gobierno Esto es lo que ocurrió en el pleno municipal ordinario de Barcelona del mes de noviembre cuando el concejal de Cultura, Ferran Mascarell, presentó la medida de gobierno La ciudad por la ciencia.

La transición de la sociedad que hemos configurado desde la revolución industrial hacia una sociedad basada en el conocimiento, de la mano de las tecnologías de la información y la comunicación, implica una creativa adaptación de nuestra economía y de las actividades productivas que la definen. Para ello es indispensable contar con una ciudadanía no sólo preparada y colaboradora, sino capaz de un aprendizaje continuado y con suficiente capacidad crítica para que no se vea comprometida la cohesión social. No sólo se trata de evitar la bien conocida fractura digital, sino de luchar contra el peligro de una fractura educativa y cultural que los rápidos procesos de transformación económica y social pueden comportar. La promoción de la cultura científica y tecnológica es una necesidad indisociable de este profundo proceso de cambio que se está produciendo.

En el anterior mandato, a iniciativa de la concejalía de Ciudad del Conocimiento, el pleno municipal presentó el 29 de octubre de 2001 una medida de gobierno para el impulso del programa La ciencia en la calle, destinada a la difusión de la labor que realizan nuestros científicos y científicas. Esta propuesta se complementó con otra presentada al pleno el 26 de julio de 2002 -también apoyada unánimemente como ahora- en la que se explicitó el apoyo del gobierno municipal al Plan de Acción Ciencia y Sociedad promovido desde la Comisión Europea tras las cumbres de Lisboa (2000) y de Barcelona (2001) para consolidar una Europa del Conocimiento. Ahora, en el marco del Plan Estratégico del Sector Cultural que promueve el Instituto de Cultura de Barcelona se anuncia la elaboración de un plan específico para la difusión de la cultura científica para el decenio 2005-2015 bajo el lema de La ciudad por la ciencia. El triángulo estratégico universidad, empresa y ciudad será reforzado, se avanzará en la transformación de los actuales centros y museos de ciencias de titularidad municipal en el futuro Museo de Historia Natural de Cataluña, se descentralizarán acciones de difusión cultural científica hacia los barrios por mediación de las bibliotecas municipales y centros cívicos, se apoyarán las líneas estratégicas científicas y tecnológicas que impulsen las comunidades política y científica -como por ejemplo los sectores biomédico y aeroespacial-, se trabajará en favor de la promoción de vocaciones científicas entre los más jóvenes y en la mayor incorporación de la mujer a las carreras científicas y tecnológicas y se intentará consolidar que Barcelona sea una auténtica ciudad vivero de ideas y de proyectos que generen oportunidades en la sociedad del conocimiento.

Un primer horizonte es la propuesta de declarar el año 2007 como Año de la Ciencia, coincidiendo con el centenario de la constitución del Institut d'Estudis Catalans. En paralelo se han creado iniciativas que van en la misma dirección: el comisionado de Cultura Científica del Ayuntamiento de Barcelona trabaja con la Fundación Española de Ciencia y Tecnología para la constitución de una Red de Agentes Locales de Cultura Científica; por su parte, la Fundació Catalana per a la Recerca i la Innovació constituyó el pasado 5 de noviembre el Consell Català de la Comunicació Científica. Asimismo, la Fundació Catalana per a la Recerca, el Instituto de Cultura de Barcelona y el Departamento de Cultura de la Generalitat ya anunciaron cinco días después la creación de un programa de colaboración para el impulso de la cultura científica con un primer objetivo concreto: la creación de la Academia Internacional de Sociedad y Ciencia. Esta iniciativa surgió del diálogo Conocimiento científico y diversidad cultural del Fórum, y cuenta con el apoyo intelectual de la red Public Communication of Science & Technology, la más importante del mundo en su género, con un comité científico formado por 24 expertos de los cinco continentes. Esta academia -inédita- deberá ir creando el corpus documental de

una nueva área del conocimiento que se ha desarrollado fuertemente en los últimos años en relación con la transmisión, la comunicación y la percepción social de las ciencias, en la que intervienen expertos multidisciplinares como los propios científicos, el mundo de la comunicación y del periodismo, sociólogos, lingüistas e historiadores, principalmente.

Estas ambiciosas líneas de actuación son pioneras en un ámbito municipal; por ello, el pasado mes de noviembre sus responsables fueron requeridos a presentar sus contenidos estratégicos en el primer seminario preparatorio del Fórum de Monterrey 2007, organizado por la Universidad Autónoma de Nuevo León, y en el encuentro de coordinación del Foro Europeo Ciencia y Sociedad, que convoca la Comisión Europea en Bruselas para marzo de 2005. Hay que resaltar, por otra parte, que el programa La ciudad por la ciencia se enmarca no sólo en el Plan Estratégico del Sector Cultural, sino que sigue las recomendaciones de la Agenda 21 de la Cultura.

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Está claro que nuestra sociedad necesita una buena inyección de cultura científica desde el nivel de secundaria, como hemos visto recientemente en el estudio comparativo de la OCDE sobre las capacidades intelectuales de los más jóvenes, hasta incluso el más alto nivel social; por ejemplo, para ayudar a la clase política a tomar decisiones. Toda nuestra arquitectura intelectual chirría cuando oímos frases oscurantistas como la pronunciada días atrás por el portavoz del Consell de la Comunidad Valenciana al afirmar -en relación con la polémica política sobre la lengua catalana/valenciana- que "hacer prevalecer la ciencia sobre la democracia es un camino muy peligroso". Según este inefable criterio si el mundo político decidiera un día que la ley de la gravitación universal de Newton es una mentira, automáticamente nuestra Tierra se saldría de su órbita y se perdería en el espacio infinito. ¡Parece claro que -hoy y aquí- tenemos un largo camino intelectual por recorrer!

Vladimir de Semir es comisionado de Cultura Científica del Ayuntamiento de Barcelona.

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