El PSOE denuncia que 13.000 toneladas de productos tóxicos acaban en la basura
Los 'puntos limpios' recogerán a partir de febrero productos domésticos peligrosos
Hasta 13.000 toneladas de residuos tóxicos y peligrosos mezclados con basura acaban al año en la incineradora de Valdemingómez, cuando legalmente deben ser destinados a un vertedero de seguridad. Así lo denunció ayer el Grupo Municipal Socialista, que advirtió del peligro para la salud y el medio ambiente de la incineración de ciertos productos. El Ayuntamiento ya ha anunciado que en febrero todos los puntos limpios recogerán residuos domésticos peligrosos.
Productos tan habituales en la limpieza doméstica como los polvos abrasivos, la lejía de cloro, los limpiadores de amoniaco o limpiahornos, además de baterías de coches, pilas y los ácidos y cloros para el mantenimiento de las piscinas son "corrosivos". Las medicinas caducadas, lacas, quitaesmaltes de uñas, pesticidas o fertilizantes son "venenosos"; mientras que los quitamanchas, los abrillantadores de muebles, los disolventes y el óleo son "inflamables". Todos estos productos, clasificados por diversas organizaciones entre las que destaca la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, son peligrosos para la salud y para el medio ambiente.
El responsable de medio ambiente del Grupo Municipal Socialista, Pedro Santín, denunció ayer que unas 13.000 toneladas de residuos tóxicos y peligrosos acaban cada año en el vertedero o en la incineradora de Valdemin-gómez porque, aseguró, el Ayuntamiento incumple "su obligación de recogerlos en los puntos limpios de la ciudad".
Santín, que se apoya en una investigación del Grupo Municipal Socialista en los puntos limpios fijos y móviles de la capital, asegura que en estos servicios son rechazados residuos como termómetros (más de dos unidades), productos químicos, juegos infantiles con sustancias químicas o restos de productos fitosanitarios, además de pinturas, aerosoles, disolventes, restos de podas, componentes de fotocopiadoras, cartuchos de impresoras o fotocopiadoras, ácidos, radiografías (más de ocho), aceites vegetales (más de cinco litros) o más de dos baterías de coches. El concejal responsabiliza directamente de esta situación al alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón.
Peligro para la salud
"Madrid es uno de los pocos municipios donde el Ayuntamiento no recoge de forma selectiva los residuos peligrosos para su correcto tratamiento y eliminación, bien en vertederos de seguridad o en plantas especializadas donde puedan extraerse y eliminarse sin peligro para el medio ambiente y para la salud humana", denunció Santín, quien recordó que la Ley de Residuos de la Comunidad obliga a los ayuntamientos a recoger los residuos sean peligrosos o no y a darles un tratamiento adecuado.
La directora del Parque Tecnológico de Valdemingómez, Miriam Sánchez, replicó que el Ayuntamiento cuenta con los mecanismos necesarios para garantizar "el correcto tratamiento de cada uno de los residuos que se producen en la ciudad de Madrid", y anunció que a partir de febrero los madrileños podrán depositar sus residuos domésticos peligrosos en 14 puntos fijos de la ciudad y en 15 móviles.
Sánchez recalcó que en los puntos fijos no se rechazan las pequeñas cantidades, sino sólo las "cantidades masivas" que pueden suponer que se tratan de residuos procedentes de otra industria.
Hasta el momento la recogida selectiva de aerosoles, pilas, baterías, etcétera se hace en cinco puntos móviles, cuya localización diaria se puede saber a través del teléfono de información municipal 010. En el caso de que los ciudadanos depositen en sus cubos algunos de los productos peligrosos, existen en Valdemingómez mecanismos para separarlos y darles tratamiento, según la responsable.
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