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Una exposición revisa en Banyoles el arte subversivo de raíz 'kitsch' del grupo TINT-2

La experiencia del colectivo TINT-2 de Banyoles (Pla de l'Estany), en las postrimerías del franquismo, constituye una experiencia singular de arte crítico en el contexto catalán. El efímero grupo multidisciplinar realizó tres exposiciones en las que, por primera vez en Catalunya, el concepto kitsch -en el ámbito doméstico, religioso y cultural- se convirtió en el centro neurálgico de un discurso que cuestionaba prácticas simbólicas, gustos e incluso conductas de las clases dominantes. La publicación del estudio Grup TINT-2 (1974-1976), firmada por los estudiosos del arte Narcís Selles y Jordi Font, y la exhibición del mismo título que durante el mes de enero ocupa la sala municipal de exposiciones El Tint, de Banyoles, rescata las aportaciones de unos artistas que durante un tiempo rechazaron la idea del creador individual y propugnaron una práctica artística basada en el debate colectivo y el trabajo en equipo.

El Grup TINT-2 partió de la experiencia del TINT-1, aunque sus predecesores se centraron en la difusión cultural y sus continuadores destacaron por su voluntad de intervenir como sujeto activo en el debate artístico. La irrupción de ambos grupos, formados por un colectivo de artistas entre los que había escultores, pintores, diseñadores y arquitectos, se explica por el contexto de gran desarrollo económico y cultural de la población de Banyoles en los años setenta. Los historiadores Narcís Selles y Jordi Font advierten de que el municipio, que vivió una reconversión de su tejido industrial, tenía entonces un gran dinamismo que favoreció un caldo cultural inexistente en otras ciudades catalanas.

El grupo estaba integrado por Pere Comas, Xicu Cabanyes, Tomàs Cortada, Jeroni Moner, Esteve Palmada, Lluís Pau, Raimon Planells, Josep Riera, Lluís Vilà y Jaume Fàbrega. "Tenían un discurso de raíz anticapitalista, aunque de manera indirecta, por ejemplo a partir de ridiculizar los gustos culturales de las clases dirigentes", explica Narcís Selles. Ese empeño se refleja perfectamente en la revisión de la primera exposición, El 'kitsch' doméstico, un piso de la provincia de Gerona, entre octubre y noviembre de 1974. La exposición, que ocupaba el mismo espacio que la actual -la Llotja del Tint, una construcción gótica del siglo XV-, recreaba con detalle supuestas estancias de las clases altas, con muebles, objetos decorativos y complementos que expresaran su estatus. La segunda exhibición, titulada Cromolitografía religiosa, la dulce imagen del culto doméstico, entre marzo y abril de 1975, aunaba la crítica a la institución eclesiástica, la voluntad documentalista y cierta fascinación por una imaginería naïf en proceso de desaparición. La última exposición del TINT-2 se centró en la moda, presuntamente progresista, de coleccionar cerámica producida por sistemas artesanales ya en desuso.

El grupo desapareció en 1976, tras considerar sus miembros que no habían conseguido la amplia conexión popular que buscaban.

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