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Reportaje:

Sabuesos para el cáncer

Perros entrenados para olfatear la orina humana pueden ayudar al diagnóstico precoz de algunos tumores

Unos investigadores británicos han adiestrado perros para detectar cáncer de vejiga oliendo orina humana, lo cual abre la posibilidad de que los perros -o narices electrónicas modeladas de acuerdo con su olfato- puedan usarse algún día para detectar la enfermedad. El estudio, publicado en el British Medical Journal (BMJ), demuestra científicamente que los perros pueden detectar el cáncer a través del olfato, afirman sus autores. Mientras tanto, otros equipos de investigación, en instituciones como la Universidad de Cambridge o el estado de Florida, están probando la habilidad de los perros para detectar cáncer de pulmón, mama e hígado en el aliento; cáncer de próstata en la orina; y melanoma en la piel.

Los perros podrían ser un primer filtro, aunque no sustituirán las pruebas diagnósticas

El estudio, realizado en el Amersham Hospital de Buckinghamshire (Reino Unido), fue reducido; seis perros olieron 54 muestras de orina tras varias semanas de entrenamiento. Como grupo, obtuvieron un porcentaje de aciertos del 41%, muy por debajo de lo aceptable en la mayoría de las pruebas médicas, pero la idea está en su infancia. Por supuesto, los perros no sustituirán a los rayos X, el escáner, las mamografías, las citologías y otros métodos de detección del cáncer. Pero algunas pruebas caras e invasoras se realizan sólo cuando se encuentran síntomas, como sangre en la orina de las personas que trabajan con sustancias químicas, que presentan un riesgo elevado de desarrollar cáncer de vejiga.

Además, sin biopsia, la mayoría de las pruebas no consiguen distinguir un tumor de una masa benigna, algo que aparentemente pueden hacer los perros.

Las pruebas de los perros podrían finalmente ser baratas y funcionar en las fases iniciales, y también podrían ser útiles en países pobres, dicen los científicos. Los perros -tres cocker spaniels, un labrador, un spaniel enano y un mestizo- fueron cedidos a los investigadores por una escuela que los entrena para ayudar a sordos. La mayoría de las razas tienen un olfato igualmente bueno, dicen los científicos, y es sólo el temperamento el que, por ejemplo, convierte a los sabuesos en mejores rastreadores.

Wallace Sampson, director de The Scientific Review of Alternative Medicine, que cuestiona la medicina no occidental y la curandería, afirmó que antes se había reído de la idea de que los perros huelan el cáncer, y que sigue siendo "escéptico, pero menos que al principio". Sampson, que fue además profesor de oncología en Stanford, afirmó que era "química y biológicamente posible" que los tumores emitieran suficientes sustancias químicas como para que los perros las olieran, pero quiere que se realicen más pruebas.

Jim Walter, director del Instituto de Investigación Sensorial, de la Universidad del Estado de Florida, afirmó que le había decepcionado el porcentaje del 41%, que indicaba que los perros no habían sido suficientemente entrenados. "Mi hipótesis es que los perros son mucho mejores", dijo, y añadió que sólo serán útiles si se demuestra que pueden descubrir los tumores antes que los médicos.

En el estudio británico los seis perros detectaron cáncer en la orina de un hombre que se creía sano y se usaba como control. Cuando le hicieron pruebas más exhaustivas, descubrieron que tenía un tumor de riñón, y esto le salvó la vida. "Como puede imaginarse, eso nos dejó entusiasmados", dijo John C. T. Church, cirujano jubilado y principal autor del estudio. Church dijo que le había inspirado una anécdota publicada en 1989 en la revista The Lancet sobre un perro que no hacía más que oler un lunar que tenía su propietaria en una pierna, e incluso intentaba arrancarlo. Tras extirparlo, resultó ser maligno.

Los estudios realizados mediante cromatografía de gases han demostrado que algunos tumores exudan diminutas cantidades de formaldehído, alcanos y derivados del benceno que no se encuentran en el tejido sano. Los perros pueden detectar sustancias en concentraciones de sólo una milésima a una cienmilésima parte de las que pueden detectar los humanos.

© The New York Times

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