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La obra de cinco autores inaugura una pequeña sala de exposiciones en el Casco Viejo bilbaíno

Una muestra que reúne la obra de cinco autores vascos da el pistoletazo de salida a la actividad de la pequeña sala de exposiciones Barrenkale 24, en esa dirección en pleno Casco Viejo de la capital vizcaína. El local, y lo que de él surja, nació de una iniciativa personal del pintor Jesús Ubaldo, Waldo (Portugalete, 1964), que acondicionó una lonja en la calle con mayor densidad de bares de Bilbao para que le sirviese de estudio y, al tiempo, le permitiera realizar exposiciones periódicas.

La que presentó la semana pasada y estará abierta hasta el 20 de enero (con posibilidad de prorrogarse) es la primera que organiza. Reúne las obras de cinco artistas de estilos bien diferentes, uno de ellos, el propio Waldo, que muestra siete de sus óleos. Los otros cuatro son el bilbaíno Borja Uribe, con seis cuadros de colores vivos y formas sugerentes; la joven donostiarra Cristina Guerrero, con cinco piezas hiperrealistas; Edu Gordo, de Gernika, que presenta cuatro cuadros "despintados", y las fotografías de viajes por Asia del bilbaíno Zigor Aldama. Además, la galería dispone de carpetas de cada uno de los autores en las que se pueden revisar otros trabajos de cada uno de ellos.

Waldo ha elegido un gran óleo suyo para colgar en la primera pared que se ve al entrar en Barrenkale 24, una vista del Arenal de "unos 2,20 metros por cada lado", aún por terminar. De esta manera conjuga las dos facetas de su local, como galería y como su taller. Del resto de autores, destaca el trabajo de la joven Cristina Guerrero, a quien augura un importante futuro dentro de la pintura. Guerrero se pinta siempre a sí misma, ya sea el rostro o cualquier parte del cuerpo. También aparecen el agua y la playa como inspiraciones constantes. Colores fuertes y pinceladas bien definidas otorgan un halo de espiritualidad a lo retratado.

Resalta también el minucioso trabajo de Edu Gordo que "arranca" la pintura blanca de su blanco lienzo y juega con sus hilos para construir formas. El juego con la materia y el color caracteriza la obra de Uribe. Las fotografías de Aldama, con sus lugares y gentes exóticas, ponen el contrapunto a las obras pictóricas.

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