El campamento de la Revolución Naranja sigue en pie en Kiev
Los partidarios del liberal Víktor Yúshenko no abandonarán de momento sus tiendas de campaña que todavía ocupan unos 300 metros de Kreshátik, la Gran Vía de Kiev. Son estos miles de personas, en su mayoría jóvenes llegados de todas las partes del país, los que bloquearon las calles, la administración presidencial y la sede del Gobierno durante la Revolución Naranja. Gracias a sus denuncias de falsificación masiva y a sus acciones lograron que la revolución pacífica triunfara y el Supremo anulara la segunda ronda de los comicios.
"No nos moveremos de aquí hasta que la Comisión Electoral Central no dé los resultados oficiales definitivos", declaró Rostislav, un joven de 23 años que festejaba anoche la victoria en la plaza de la Independencia con miles de otros partidarios de Yúshenko.
Los jóvenes de la organización radical Porá (Llegó la Hora) no consideran suficiente que el primer ministro Víktor Yanukóvich prácticamente haya reconocido su derrota, ni tampoco que no se materializaran los temores de que sus seguidores trataran de copiar las tácticas de la oposición e intentaran tomarse las calles a lo largo del país.
Además, algunos habitantes del Campamento Naranja en el centro de Kiev han exigido a Yúshenko que castigue a aquellos de su entorno "que se han dedicado a hacer dinero con la revolución". Quien así habla es Alexéi Galitski, uno de los líderes del campamento, quien dice no haberse desilusionado de Yúshenko, pero "sí de gran parte de su entorno". Galitski sostiene que en el futuro tendrán que supervisar de forma permanente la gestión del nuevo régimen.
Pero la inmensa mayoría de los partidarios de Yúshenko, que celebraban ayer en la Maidán Nezalezhnosti su victoria y el fin del sistema que ha imperado en Ucrania en los últimos diez años, se felicitaba de que la jornada transcurriera sin incidentes.
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